La presidenta de la asociación de joyeros de Córdoba, Milagros Gómez, confirmó ayer el relevo generacional que se está produciendo en este sector, formado fundamentalmente por empresas pequeñas y medianas que han ido pasando de padres a hijos. Dicho relevo generacional ha ido acompasado de una mejor formación de los profesionales de la joyería en todos los campos. «Se ha producido un relevo generacional muy importante, que ha estado acompañado de una formación muy exhaustiva con trabajadores preparados no solo en diseño, sino en comercio exterior e idiomas», indicó ayer la representante de los joyeros.

Precisamente, las nuevas áreas en las que se están formando los profesionales de la joyería son aquellas que están permitiendo crecer al sector para incrementar su presencia en mercados internacionales. «Partimos de una actividad artesanal que se ha ido reestructurando en industria gracias a la incorporación de todas las tecnologías», añadió Milagrosa Gómez, que recuerda que en el año 2015 esta industria manufacturera exportó por valor de 103 millones de euros.

Por otro lado, la asociación de joyeros cordobeses trabaja desde hace tiempo en lograr la declaración de la actividad como Indicación Geográfica Protegida (IGP), para lo que las raíces «artesanales» del sector en Córdoba son una clave fundamental. Ese distintivo, que es una suerte de Denominación de Origen Protegida de la agroindustria y que otorga la Unión Europea, permitirá, según Gómez, «poder ampliar la marca y asentarla en el comercio exterior». La asociación de joyeros trata de alcanzar esta distinción desde noviembre de 2015, cuando presentaron en Bruselas la propuesta. Asimismo, otro de los retos de este colectivo pasa por convertir la Escuela de Joyería de Córdoba en centro de referencia nacional.

La representante de los joyeros cordobeses también se refirió ayer a la salida de la crisis, un proceso lento y costoso, pero que empieza a verse en los resultados económicos de estas empresas cordobesas.