Ahí está la historia que cuenta que un señor americano que había ganado no sé cuánto dinero con las petroleras hizo un periódico solamente dedicado a las buenas noticias y se arruinó en poco tiempo. Mismo uno, servidor, hizo en su día un programa de historias agradables y no duró más que trece semanas. Se llamaba También hay buenas noticias y fue un desastre.

Por eso, después de darles cuenta de que hay cosas buenas y malas para contar, y aunque a veces a uno le tiente, lo pide el cuerpo, dar tan solo lo positivo, lo que apunta a la sonrisa, bueno, pues de todo tiene que haber, porque la vida es así.

Por eso este titular que avisa, sobre todo, que se ha descubierto que las rosas son comestibles. Vale, pero ¿es recomendable decirlo, aconsejarlo?

Yo no lo haría, porque las rosas, además, llevan encima las pobres insecticidas, polvo, que sé yo, la propia vida en su entorno.

Y quién sabe, que al igual que con la fruta hay que aconsejarla limpia. Y por eso, servidor, lo que hace es dar la noticia, porque viene de una de esas universidades americanas que tienen tanto dinero que se dedican incluso a cosas absurdas. Dicen lo de arriba, si bien no especifican color, ni si también se debe morder el tallo, desmontando, claro está, las espinas, que ya conocen el dicho: para que una rosa sea buena debe tener sus espinas.

En fin, informados por mi parte. Pero si pueden, envíen hoy rosas para la madre, que aunque sea un invento comercial es una verdad necesaria. Es el día de la madre.

Dicho lo cual, aquí estoy para decirles, que no es poco, ¡qué bonita que es la estatua, mejor dicho la escultura, de ese niño que espera la maceta en el patio de las flores!

En cuanto a eso de Marca Córdoba, vale, pero Córdoba es además de una marca más que un sitio, más que un lugar en el mapa; es la tierra de los cinco sentidos.

Por eso me adhiero a la silenciosa actitud de Paco Solano, que me enseñó una forma de amar a Córdoba, y que se ha irritado, eso sí a la cordobesa, de que hayan copiado literalmente de un trabajo suyo más de 150 páginas, casi un libro entero. ¡Y para que Paco se enfade!...

Así que estoy contigo, mi viejo amigo y maestro. Un consejo: para escribir hay que saber borrar.

Dicho queda que no sé de quién es la frase, me cuenta un cordobés, que me dice que no diga su nombre, porque es nombre conocido, que escribe un libro sobre la historia de La Tomata. ¿La recuerdan? Fue muy grande. Igual hay por ahí alguna foto suya, que fue triunfadora y parece que la estoy viendo en el corral de la Morería, donde fue una cosa maravillosa. Luego anduvo por la calle; parece también que aquel día en una esquina de la Morería… Mejor no acordarlo, claro. Pero es bueno saber, recordar quiero decir, a aquella mujer que vivió una historia apasionante y tristísima. He contado sobre todo a La Tomata que yo conocí, en sus tiempos de grandeza. Que lo demás, ya lo saben.

Y que ya lo vengo anunciando no sé cuánto tiempo que Pepe Navarro, cordobés, vuelve a la tele y por lo grande. Por lo que dicen puede volver a poner en antena aquel ‘Misisipi’ inolvidable de su tiempo. Pero para cada noche. Paolo Vasile, de Telecinco, es muy inteligente. Así que a ver la temporada que viene…

Leo la carta que Séneca, nuestro antiquísimo paisano, escribió en su tiempo a su madre antes de abrirse las venas en el baño.

¡Cuánto tiempo en mi memoria! Regresa Operación Triunfo y mi amigo, viejo amigo, cuando dice, en la esquina de la taberna, aquello de Rafa Nadal es el rey de la tierra batida, cosa que está demostrada. Pero yo soy, aunque suene igual, rey de la tierra abatida.

Eso que se llama sobre todo en este tiempo la depresión, que a veces es nuestra dueña. Mala cosa en primavera. Carolina Marín, con su pelota de pluma, sigue siendo la primera.

Y el mundo es las becarias. ¡Qué seria de mí, qué habría sido, de las becarias a lo largo de mi vida, aquellas de las que tanto aprendí!

Y Jordi Cruz, que tiene su cruz de mayo, ya han visto qué lío. Mucho se enseña, es bien cierto, pero también, y eso hay que escribirlo también, cuánto se aprende de ellas en todos casos.

Y exclamar, ahora mismo qué bueno que era, que es, Pepe Espaliu. Y qué hermoso ese libro sobre el asno presentado hace unos días en la Diputación cordobesa. Espero el de la guía de los patios, que se ha convertido en un éxito, antes de salir incluso.

Y además Joaquín Cortés que regresa; ya era hora, campeón. ¡Qué buena la fotografía aquella, de los dos juntos, en aquella que se llamaba la plaza del Duende! El duende, tú. Y yo su cronista.