El verano siempre supone un nuevo comienzo, especialmente para los niños que, tras meses esforzándose en su etapa escolar, esperan con ansia algo con lo que ilusionarse. La escuela de verano del Centro Social Rey Heredia es esa oportunidad y ese espacio en el que 80 niños cordobeses pueden disfrutar de las mañanas de julio mientras aprenden valores como la igualdad, la cooperación, el respeto por el medio ambiente y, por supuesto, se divierten mientras lo hacen.

Esta semana se han abierto las puertas de la quinta edición para acoger a niños y niñas de edades comprendidas entre los 4 y los 14 años, con 37 voluntarios que, desinteresadamente, los atienden y acompañan durante todo el mes. Entre ellos encontramos a profesores, educadores, psicólogos, ingenieros, etcétera.

Con una sonrisa de oreja a oreja, Aleyda Collazos, en su cuarto año como monitora, se muestra ilusionada con el comienzo del curso de verano y cuenta que «va a ser increíble porque este año encontramos que los niños están mucho más tranquilos, más amigables... Creemos que va a haber mucho juego, mucha risa, mucha amistad, mucho compañerismo». Así mismo, Manuel Expósito, estudiante de informática que acudió a la escuela por primera vez cuando tenía 15 años, y que ahora es monitor, cree que «la escuela de verano es aprendizaje continuo. Los niños aquí comprenden la importancia de llevarse bien entre ellos, aprenden a no usar la violencia, a hablar las cosas, a cooperar entre ellos... Especialmente, con los talleres que realizamos».

Estos talleres, que se han ido preparando desde marzo, cuando el grupo educativo comenzó a reunirse para construir esta nueva edición, se articulan en torno a la educación en valores, la ludopedagogía, el circo, la justicia alimentaria, la música, la interculturalidad y las manualidades, entre otros. Además, se mantendrán las clases de apoyo, se impartirán talleres de reciclaje y género, se fomentará el juego tradicional y se reflexionará sobre la memoria histórica. Los niños también podrán visitar el Jardín Botánico, el Museo Arqueológico y se bañarán en la piscina, durante las salidas que se tienen previstas.

Aunque siempre se encuentran similitudes con ediciones anteriores, los voluntarios se reafirman en la necesidad de reinventarse y de aprender de la propia experiencia que les ha aportado los cuatro veranos que les preceden. «Siempre hay diferencia con los otros años, los talleres son diferentes, las organizaciones sociales que participan son diferentes, tenemos nuevo juegos, nuevas dinámicas...», afirma Collazos.

Como novedad, se ha propuesto la escuela libre de móviles para que los niños disfruten plenamente de las actividades. Desde el equipo se sorprendían por la innecesidad de esta, ya que los niños, en su primer día, no habían llevado ningún dispositivo móvil, lo que valoran como un éxito para la escuela.

Cada año son más familias las que eligen esta propuesta como alternativa a las escuelas de verano municipales, poniendo de manifiesto la insuficiencia en la oferta de plazas para quienes solicitan acceso a ellas. También han aumentado el número de organizaciones que respaldan la escuela de verano. Entre ellas encontramos a APIC, Asociación de Mujeres Marianne, InteRed, Asociación de Circo de Córdoba, Sadeco, Veterinarios sin Fronteras. Todo ello cuenta, también, con el beneplácito del Ayuntamiento de Córdoba.