Pase lo que pase, que es viernes cuando, casi como siempre, este perol escribo. Y permítanme que cambie de paso, que de nuevo estoy escribiendo en verso, o al menos que la letra tenga música, que ya no tengo remedio, más de veinticinco años siempre contando más o menos lo mismo. Pero a lo que voy, que hoy debe ser un domingo grande porque al fin y al cabo sabemos, que ya lo he escrito tantas veces, que me lo sé de memoria. Fíjense que el mismo miércoles estuve hablando más de diez minutos en la tele del sur, en el programa de Juan y Medio, de Medina Azahara, el monumento al amor más importante del mundo, más que el Taj Mahal por supuesto.

Les contaré un secreto. Como sigo siendo milagrosamente cronista oficial de Granada y sus pueblos, me llamó por la noche del miércoles al jueves una dama misteriosa llamada Alhambra y me dijo al oído, escrito quedó en la almohada:

-Por una vez basta, paisano, pero no me pongas más los cuernos, que menos mal que las palabras se las lleva el viento.

Por eso hoy las repito, y por escrito. Otra vez la misma música, así que a ver si cambio de sitio. En prosa, que ya saben lo que dijo el gran poeta al que yo vi que agonizaba aquel día en el hospital de Río Piedras de Puerto Rico:

-No la toques ya más que así es la rosa.

Y aprovecho el rosa para felicitar a mis amigos, que son muchos y del arco iris, que el otro día por ver uno vi dos en la mancha tras la lluvia.. ¡Qué belleza más grande, la mano de Dios, pintando el cielo en primavera¡ Más aún, que voy y me encuentro entre los viejos papeles una estampa que un día alguien me entregó en El Churrasco, que era como mi segunda casa y donde nació este perol hace ya un cuarto siglo. Era una Virgen de azul y oro sobre un globo, o de balón, que se llamaba la Virgen de la Amistad, pero que yo sabía que estaba en el martirologio. María, que a ti acudo, ya sabes cuanto te quiero.

Que a mí me gusta más el te quiero, que te amo, que me parece, si bien es buena palabra, menos de sí, menos verdadero. Apreciación de un viejo druida, que se pregunta ahora mismo: ¿Qué está pintando, me han dicho, la extraordinaria y bellísima, María José Ruiz, nuestra cordobesa del año, la dama de Montilla, en ese largo silencio?. Es una forma de ponerme en contacto con ella, que a lo mejor pinta en su silencio, que es el silencio de los genios, en su estudio que también lo tiene en la plaza de las Tendillas, según me han dicho. Insisto. ¿Quién sabe si hoy no debuta en Moscú el guardameta barbudo y sonriente, que atiende por Pepe Reina, al que todo el mundo quiere, y espera al mismo tiempo? Claro que también está Kepa, pero el milagro... siempre hay que esperar el milagro, porque existe.

Que se lleva mucho el blanco, el blanco jazmín, el blanco azucena, el blanco, que tiene el jamón de Los Pedroches, que lo degusto poco a poco estos días. Tal vez, o sin duda alguna, el mejor del mundo mientras no se demuestre lo contrario. Los chinos, a veces cuando se bajan del AVE, van como para retratar monumentos, pero también en plan de espías, en lo que son maestros, como los japoneses, y compran haciendas de encinas, como les digo, para hacer jamones aquí y que luego mandan a su país de origen. Como les cuento, una novela de espías, que desde aquí le ofrezco a nuestro maestro de Cabra, Calvo Poyato, que tiene tres libros en candelero. Uno, el que ya les conté otro día, otro, sobre los cuadros del Prado, en el tiempo de la guerra, impresionante, y otro… Y no digo más por que igual va y saca otro hoy mismo aprovechando el verano.

La playa que ya está cerca. Los bikinis con lunares que les decía el otro día. Se prepara para pronto, más o menos en silencio, el homenaje siempre merecido, a nuestro Antonio Gala, al que yo podría llamar para adelantarme a todos, el medinaazahara de la palabra hablada y escrita.

El maestro Cayetano Rivera, hijo de aquel que se nos murió aquí mismo, habla en un periódico y dice:

-No soy torero porque mato un toro, sino porque es un toro el que me permite seguir viviendo.

Alta filosofía, cordobeses. Y es que ya saben lo que decía mi amigo El Loco de la Colina, del que sabemos tan poco hace tanto tiempo pero que a veces se deja caer por Córdoba, con su solemnidad y su misterio de siempre:

-Sabes lo que le pasa a Francisco Rivera, cuando torea? Pues que sin saberlo, hace cosas que no sabe que sabe.

O sea. La raza, el duende, el ingenio o mejor, el genio…. Que es cosa distinta.

Ah!, y termino, por hoy. Que le han dado el premio al mejor tablao flamenco de España, y por lo tanto del mundo, al Corral de la Morería, que es de nuestra Blanca del Rey, cordobesa mundial, como nuestro monumento, que igual hoy... Pues que sea por escrito, porque en la calle ya se sabe, que es único en el mundo.

Cayetano Rivera, María José Ruiz, Antonio Gala y Blanca del Rey.