Hoy, 8 de marzo, quizás sea un buen momento para recordar el papel de la mujer en la Semana Santa cordobesa, donde, aunque con alguna traba, siempre ha podido estar en cofradías, al menos desde el resurgir de la Semana Santa en los años 70 del pasado siglo.

En 1984, las costaleras de la hermandad del Amor formaron la primera cuadrilla de costaleras de Andalucía para portar a la Virgen de la Encarnación. En 1992, una mujer, Mely Lopera, accedió al cargo de hermana mayor de la hermandad del Socorro. En 1996, Marisa Marcos era la primera cofrade que llegaba a la carrera oficial ostentando la vara de hermana mayor de una cofradía de penitencia, en este caso de la hermandad de la Agonía. Mujeres que fueron abriendo un estrecho camino para que en la actualidad se vea con total normalidad que una mujer puede pregonar o gobernar, y bien, una cofradía.

Sin duda, Córdoba en este sentido ha sido pionera, como también lo fue nombrado a una mujer pregonera de la Semana Santa fue en el año 2004 bajo el mandato de Francisco Alcalde, en esta ocasión a Marisol Salcedo. Tras esta llegaría Inmaculada Luque y, más recientemente, María José Sánchez.

Fue también en el 2004 cuando la hermandad del Cristo de la Buena Muerte aprobó, en cabildo general, la incorporación de mujeres nazarenas a su cortejo penitencial, por entonces la única de Córdoba que no admitía, en virtud de sus estatutos, la presencia femenina entre sus filas nazarenas. Con esta decisión, la totalidad de las cofradías penitenciales de Córdoba acepta la presencia de la mujer en igualdad de condiciones, cerrando un proceso que se inició en 1973.

En la actualidad, la mujer continúa ganando presencia en las cofradías cordobesas ostentando cada vez más cargos de responsabilidad en juntas de gobierno y en puestos que históricamente han estado ocupados por los hombres.