Aquella visión que nace por un sueño de Fray Isidoro de Sevilla en el siglo XVIII, en la que ve por primera vez a la Virgen como pastora de las almas, vestida de forma sencilla y junto al Niño Jesús, no puede tener mejor marco que la Mezquita-Catedral de Córdoba donde durante estos días se puede ver la exposición Iconografía Mariana de los Capuchinos, la Divina Pastora de las Almas.

La exposición, comisariada por Rafael Mariscal y organizada por la hermandad de la Paz, recorre la devoción a la Divina Pastora a través de importantes obras de arte representadas en distintas disciplinas.

Así, del siglo XVIII, inicio de la devoción a la Divina Pastora, se pueden ver algunos interesantes lienzos, pero sobre todo tallas de gran devoción como la Divina Pastora de las Almas del convento cordobés de Capuchinos, una obra del siglo XVIII cuya hermandad está viviendo en la actualidad una nueva etapa de esplendor.

No menos interesante es la imagen que se conserva en el convento cordobés de las capuchinas, con ese toque monjil que caracteriza a las imágenes veneradas en conventos femeninos. En este recorrido por la devoción a la Pastora también se encuentra la imagen conservada en la parroquia de la Trinidad, una bellísima talla fechada asimismo en el siglo XVIII.

«Si es que son todas bonitas», decía una señora mientras admiraba una urna con una Divina Pastora procedente de un convento de Antequera, y cerca llamaba la atención el espectacular estandarte del siglo XVIII de la hermandad de la Divina Pastora de la iglesia sevillana de Santa Marina, una cofradía de la que proceden algunas piezas de las que se exponen en la muestra, como una saya bordada en oro sobre tisú blanco de la titular. El arraigo devocional de la Divina Pastora de las almas ha seguido latente en el tiempo, prueba de ello son las distintas piezas contemporáneas que se han llevado a cabo. Así, destacan varias Pastoras salidas de las gubias del afamado escultor Sebastián Santos Rojas, así como la que realizó el imaginero cordobés Miguel Ángel González Jurado para la archicofradía cordobesa de la Vera Cruz.

En la exposición también tiene cabida un recuerdo al fundador de la orden franciscana, San Francisco de Asís, representado en una talla de vestir del convento de las capuchinas de Córdoba. En este repertorio de frailes franciscanos también se puede ver una imagen del beato fray Diego José de Cádiz, que con su predicación tanto difundió la devoción a la Divina Pastora, o el querido fray Leopoldo, en este caso una obra del imaginero Juan Martínez Cerrillo venerada en el convento cordobés del Santo Ángel (Capuchinos).

Se trata, pues, de un hermoso recorrido por una advocación que sigue llenando páginas de la historia devocional de Andalucía, al amparo de la orden de los franciscanos capuchinos encargados a lo largo de los siglos de mantener viva la devoción a la Pastora.