Los mediocres que exigen la perfección al otro dirán que no. Que, en definitiva se perdió, que es a fin y al cabo lo único que para ellos cuenta. Sin mirar al rival, sin mirar números, masa social, historia o trofeos. Sin hablar de sensaciones, de pálpitos, de trabajos que, continuados, llevarán al éxito. Al éxito particular que se busca. Por eso seguirán inmersos en esa mediocridad, más profundamente de lo que ellos creen incluso. Pero si en la previa se comentaba que no podía haber mejor escenario para el regreso del Córdoba a Primera más de cuatro décadas después, difícilmente podían muchos imaginarse mejor ejecución. Con ese pequeño complejo de Pepito Grillo, como de prestado --casi inmerecido-- para este Córdoba, el conjunto de Ferrer arrancó su curso en la élite del fútbol español y ese equipo dijo en el Bernabéu, casi desde el minuto uno, que los complejos tendrían que ser para otros, no para ellos. El catalán, como ya se adivinaba, renunció a alguna pequeña seña de identidad en favor de inutilizar al rival. Si lo hizo en los 10 últimos partidos de Segunda para hacer emerger al equipo y para colmo ello le llevó al éxito, ¿cómo no hacerlo en casa del campeón de Europa? La lógica señalaba así y, más que en el doble pivote o en la punta, apostó por anular el fuerte del enemigo descaradamente: las bandas. Y posteriormente, en juego, cortar la segunda virtud del rival: el campo abierto y la velocidad. Y lo logró completamente. ¿Que perdió? Lógicamente. Por calidad individual. Un gol a balón parado y otro al filo del pitido final, para colmo cuando ya las fuerzas flaqueaban. En el resto del encuentro hubo más mérito por parte cordobesista que madridista. Y, ojo, que el Madrid tuvo varias fases en las que quiso, pero no pudo. Nada de ir los 90 minutos en tercera. Los blancos intentaron meter la cuarta y hasta la quinta. Y si no, mírense los gestos y las caras de Carletto en la banda durante todo el encuentro. O la reacción del público en varias fases, sobre todo a la hora de despedir a los sustituidos.

El Córdoba estuvo muy bien hasta el ecuador del primer tiempo, teniendo balón, calmado y sin realizar excesivas concesiones. A partir de ese momento, el Madrid intentó acelerar, provocando tres saques de esquina seguidos y dos ocasiones a cargo de Ramos y Kroos en apenas cinco minutos, además del aumento de la presión blanca en el mediocampo, lo que hacía presagiar que el gol local podía llegar de manera inminente. Sin embargo, el Córdoba aguantaba, ofreciendo imagen de bloque compacto, compitiendo a pesar de la superioridad técnica del rival. Pero este no lograba demostrarla ni en el juego ni en el marcador, gracias al planteamiento inicial y al esfuerzo de los once sobre el impecable terreno de juego del Bernabéu. Esos primeros 25 minutos transcurrieron casi plácidamente para los de Ferrer, que incluso se permitieron el lujo de algún acercamiento a cargo de López Silva. Lo injusto para el Córdoba llegó tras esa serie de varios saques de esquina casi consecutivos, al rematar de cabeza Benzema uno de ellos sacado por Luka Modric. En lectura positiva, al cabo de los primeros 45 minutos el Real Madrid solo pudo perforar la meta de Juan Carlos a balón parado, ya que el sistema defensivo de los blanquiverdes había logrado que los de Ancelotti no les acogotaran en exceso salvo en esa etapa --corta-- del primer acto en la que parecían haber metido la quinta marcha aumentando la presión en el centro del campo y generando algo más que apuros en la retaguardia cordobesista.

Aun con las dificultades extremas del minuto 25 al 35, el Córdoba ofrecía una buena imagen en general, aunque dio la sensación de que esa primera mitad le vino algo larga, sobre todo en los últimos diez minutos, a pesar de que Havenaar disfrutó de la mejor ocasión cordobesista tras saque de esquina (el único en esos 45 minutos) botado por Rossi. En la recta final de ese primer acto el Córdoba ya era otro, fuera por el lógico bajón físico o porque el Madrid apretaba progresivamente. Vino bien el descanso, a pesar de esa ocasión del japonés.

La segunda parte comenzó con un Córdoba enrabietado, vislumbrando que el partido tenía más chicha de la que se podía esperar ante un portaaviones como el Real Madrid y Crespo, con un centro cruzado al segundo palo de Casillas al que Marcelo solo pudo responder lanzándose al suelo y despejando a córner, inició las hostilidades. Era solo el primer botón de muestra de los muchos que aplicaría el Córdoba a su rival en una segunda parte para recordar. Los cordobesistas jugaron sin ningún tipo de complejo, olvidándose de títulos, nombres, y hasta del marcador. Simplemente, el Córdoba hizo sufrir a todo un Real Madrid, incluyendo ocasiones claras (Fidel, Xisco, Silva...) que se hicieron merecedoras de un gol.

Más allá de resultado y de otros detalles que dejó el duelo del regreso a Primera más de cuatro décadas después, lo que transmitió de manera clara el Córdoba en el Bernabéu es que los complejos deben tenerlos otros. Que él llega con todo el derecho. Y ese derecho deberán arrebatárselo con algo más que sudor. Porque el Córdoba de Primera, este Córdoba que ilusionó y sigue ilusionando, ha vuelto a la máxima categoría pidiendo los papeles a cada rival. Empezando por el campeón de Europa.

Estadio: Santiago Bernabéu

Asistencia: 80.000 espectadores, unos 5.000, cordobesistas

Terreno de juego: Perfecto

REAL MADRID: Iker Casillas (1), Arbeloa (17), Pepe (3), Sergio Ramos (4), Marcelo (12), Kroos (8), Modric (19), James (10), Bale (11), Benzema (9) y Cristiano Ronaldo (7).

Cambios: Isco (23) por James en el 73', Carvajal (15) por Arbeloa y Khedira (6) por Benzema en el 76'.

CÓRDOBA: Juan Carlos (1), Gunino (17), Iñigo López (12), Pantic (2), Crespo (3), López Silva (19), López Garai (22), Rossi (7), Pinillos (29), Matos (20) y Havenaar (24).

Cambios: Fede Cartabia (10) por Dani Pinillos en el 46', Fidel (16) por Ryder Matos en el 61' y Xisco (9) por Havenaar en el 67'.

LOS GOLES

1-0 (30') Saque de esquina a cargo de Kroos que remata de cabeza de manera inapelable Benzema.

2-0 (90') Pérdida de Rossi ante Isco, que pasa a Cristiano Ronaldo, que se ajusta el balón al borde del área y lanza un trallazo con bote casi imparable.

EL ÁRBITRO

Gil Manzano (C. Extremeño)

Acertó en los dos goles anulados, a Xisco y a Cristiano Ronaldo, por sendos fuera de juego. Otra cosa es ese "arbitraje estándar en casa del grande". Amonestó al madridista Benzema (73') y a los cordobesistas Dani Pinillos (18') y López Garai (53').