Pocos son los pueblos que mantienen la tradición y siguen festejando a San Isidro el 15 de mayo, pero si hay uno que destaca es Villafranca. Cientos de romeros acompañaron ese día al patrón de los agricultores desde la iglesia de Santa Marina hasta la finca de La Huertezuela, que cada año ceden Gonzalo y Diego Obrero al pueblo para esta conmemoración, haciendo la comitiva el tradicional alto en el camino en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, donde los hermanos mayores de ambas cofradías, la de San Isidro y la Virgen de los Remedios, patronos de la localidad, intercambiaron saludos, medallas y realizaron la tradicional ofrenda a los patronos de este pueblo del Alto Guadalquivir. Hizo un magnífico día primaveral que permitió a los vecinos disfrutar de la jornada en el campo, en la que participaron decenas de carrozas, carretas y caballistas.

Tras la Gran Huevada de la víspera, que concluyó hacia las 3 de la madrugada, con actuaciones para todos los públicos, la mañana se abrió plácida.

Pero esta fiesta no comenzó aquí, ya que el día 5 de mayo tuvo lugar el pistoletazo de salida a las fiestas de San Isidro con la verbena de convivencia de los hermanos. El parque de Las Cespedillas congregó a cientos de vecinos y visitantes para disfrutar de la ya tradicional ‘Gran marranada’, en la que los asistentes abrieron el apetito con más de 300 raciones de cerdo asado a fuego lento desde las 9 de la mañana. Según explicó a este periódico Francisco Cuestas, uno de los artífices del acto y que sigue la estela de su padre, Paquito Cuestas, fallecido hace 9 años, «son unos momentos muy emotivos». Así, Pepe Simón y Andrés Zamorano le acompañaron en esta tarea, en la que los cocineros impregnan la carne de una salsa especial. El asado continuaba por la noche mientras se celebraban las actuaciones y los desfiles de trajes de gitana. A medianoche comenzó el reparto de platos, junto a la animada carpa de la hermandad de San Isidro, concluyendo con la elección de la Miss Romería.

Y volviendo a la romería, que sigue cuidando la tradición de celebrarse el 15 de mayo, los romeros partieron de la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas a las 9.30 de la mañana. Decenas de caballistas iban abriendo paso a la comitiva, donde se encontraba la corte de honor, como la reina de la romería y sus damas de honor, así como los hermanos mayores. Detrás, más caballistas y las carrozas. Las primeras eran las que entraban en concurso, organizado por el Ayuntamiento y la colaboración de la hermandad de San Isidro Labrador, que una nueva savia ha asumido con gran ilusión y devoción. El alcalde, Francisco Palomares; el juez de paz, Francisco Cruz; y el párroco de la localidad, Eugenio Bujalance, seguían a San Isidro, que iba tirado por bueyes y el toque de tamboril. Una vez en la Huertezuela, misa al patrón, entrega de premios de los diferentes concursos y perol de convivencia entre hermanos y vecinos de este pueblo, demostrando así su hospitalidad.