Andalucía es el territorio español que reúne las mejores condiciones para expandir el cultivo del algarrobo en España, al disponer de una gran biodiversidad en las variedades silvestres de este árbol, que dan un mejor rendimiento, y de fincas con extensiones necesarias para poder desarrollar su explotación.

Así lo entiende la asociación Empresas Innovadoras de la Garrofa (EiG), que reúne a la mayoría del sector y que tiene su sede en Santa Bárbara (Tarragona), que junto a la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba (UCO) preparan unas jornadas técnicas para mayo con el objetivo de divulgar las bondades de este árbol.

El ingeniero agrónomo Joan Tous Martí, coordinador técnico de EiG, no duda en afirmar que «el futuro (de este cultivo) está en Andalucía, más que en Levante, en las grandes fincas de Huelva y Sevilla gracias a la gran biodiversidad». Actualmente, el cultivo del algarrobo en España, la principal productora mundial, se concentra en la Comunidad Valenciana, con 16.595 hectáreas, e Islas Baleares, con 14.405, sobre el total de 42.611, según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos de 2018 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Andalucía, con 2.395 hectáreas, representa el 5,6% de la superficie nacional cultivada, donde la mayoría de las masas forestales de algarrobos proceden de las ayudas de la Unión Europea a la reforestación de la década de los 90 del siglo pasado. La biodiversidad andaluza, a la que se refiere Tous hace que el algarrobo silvestre que se encuentra en Andalucía «sea mucho más productivo» que otras variedades.

El fruto del algarrobo, la algarroba o garrofa, «tiene una gran interés agroindustrial», precisa el responsable de EiG, ya que hoy día ha cobrado importancia en diversos sectores y la producción nacional no cubre su demanda.

De la algarroba, una vez troceada, se obtienen dos productos. Con la semilla, explica Joan Tous, se elabora una harina espesante, «muy apreciada en los helados de calidad, que evita que se formen los cristales de hielo, y también en otros productos, como el ketchup, las mermeladas o las gelatinas» y además se utiliza en la industria farmacéutica. Por otro lado, la pulpa, tradicionalmente destinada en exclusiva a la alimentación animal, «también se usa en los últimos años como sustitutivo del cacao porque sus azúcares son tolerados por los diabéticos». El responsable de EiG valora una serie de circunstancias para defender la expansión de este cultivo en Andalucía, como son las coyunturas comerciales, la poca superficie cultivada, los escasos cuidados que necesita, y su fortaleza frente a la plagas, entre otras. El algarrobo puede plantearse como complemento en zonas donde la viña o el olivar son monocultivos, y es una especie ideal para sustituir a encinas muertas en la dehesa.