No hay amante de los coches que no se venga arriba si escucha estas tres letras juntas: GTI. Con ellas Volkswagen ha logrado crear todo un icono en el automovilismo. Una raza que podría estar cerca de la extinción con la llegada de los coches eléctricos, ya que está estrechamente ligada a los motores de combustión. GTI proviene de ‘Grand Turismo Injection’, es decir, gran turismo de inyección. Pero los eléctricos no tienen inyección…

Por ello Volkswagen ya ha comenzado a trabajar en los GTX, que pretende que sean los GTI de su nueva gama eléctrica, comenzado por la familia ID. En eta prueba del ID.4 GTX y ver si realmente está a la altura de los icónicos GTI, y si merece la pena su compra con respecto al modelo convencional.

El ID.4 GTX está disponible desde unos 51.000 euros, mientras que el modelo más potente de la gama sin esta nomenclatura parte desde algo más de 46.000 euros. Es decir, que entre ambos hay una diferencia de unos 5.000 euros. Vamos a ver qué ofrece el GTI de los eléctricos de Volswagen para elevar su precio.

El GTX se distingue a simple vista del ID.4 ‘normal’, ya que presenta un aspecto más robusto y deportivo, gracias a elementos como: Un paragolpes delantero pintado por completo del color de la carrocería; tres luces LED en unas simuladas entradas de aire laterales; llantas de hasta 21 pulgadas; un distinto cromado más grande con el logo GTX en los laterales; un paragolpes trasero más robusto y deportivo.

Lo más distintivo en el interior es que la superficie superior del salpicadero y los revestimientos de las puertas se han pintado en azul y cuentan con una costura roja muy ‘racing’. Y para que se vea bien que es el GTX encontramos estas siglas en los propios asientos y el volante.

En cuanto a equipamiento, y tendiendo en cuenta que los GTX serán los modelos tope de gama dentro de la oferta eléctrica, contamos de serie con casi todo lo que puede ofrecer este coche: faros matriciales Matrix LED delante y pilotos dinámicos LED detrás, la iluminación ambiental de 30 colores en el interior, airbag entre los dos asientos delanteros, y calefacción en el volante. Además, Existen varios paquetes de equipamiento para complementar todo esto: Design, Comfort, Infotainment, Assistance y Sport, pudiendo además ampliar cada uno de ellos con la versión plus. Finalmente hay que destacar que las llantas son de serie de 20 pulgadas, que ya va bien, pero se pueden calzar unas de 21 pulgadas.

La versión más potente

El diseño exterior, un habitáculo más sofisticado, el equipamiento… Todo eso está muy bien, pero lo que realmente ha distinguido siempre a un GTI son las prestaciones y las sensaciones que transmite al volante. Y para ello, Volkswagen ha dotado al ID.4 GTX de un conjunto propulsor específico.

Para empezar, este modelo es el único de la oferta ID.4 con tracción total, gracias a que también es el único que emplea dos motores. Uno de 102 CV en la parte delantera y otro de 204 que alimenta el eje trasero. En conjunto ofrecen 299 CV, una gran potencia con lo que este GTX puede hacer el ‘0 a 100’ en 6,2, por los 8,5 segundos de la versión estándar de 204 CV.

En la práctica, la mayor potencia del ID.4 GTX se nota, y mucho. El empuje es realmente impresionante gracias a la entrega de par inmediata y a su gran potencia. Basta con rozar el pedal del acelerador para salir disparado independientemente de la velocidad a la que se circules. Eso sí, la potencia máxima sólo se entregará durante 30 segundos y si la batería está a más del 88%. Cosas de eléctricos…

Sorprendente dinamismo

Más potencia, requiere mayor control. Por defecto el GTX nos propulsará con el tren trasero, y sólo si se necesita más apoyo del eje anterior traccionarán las ruedas delanteras. Por eso las ruedas posteriores son más anchas que las delanteras: 255 y 235 milímetros, respectivamente. Con esto se busca tener más superficie de contacto con la carretera para evitar que perdamos el culo con tanto empuje.

Por lo que respecta a la suspensión y la dirección, lo interesante en este coche es montarle el paquete Sport que incluye muelles 15 mm más cortos y más duros, y una dirección de desmultiplicación variable. Aunque puestos a gastar dinero, mejor pasar al paquete Sport Plus con la dirección variable y amortiguadores adaptativos.

Todas estas optimizaciones se dejan notar en el comportamiento del ID.4 GTX. Para ser un eléctrico no tiene una conducción demasiado ficticia, con lo que se puede pasar un rato divertido en un tramo de curvas. Las suspensiones más duras, la dirección modificada y las ruedas más grandes transmiten una mayor sensación de aplomo y seguridad en la conducción, lo que invita a divertirse al volante.

El bajo centro de gravedad, gracias a la posición de las baterías en la base del coche, permite disfrutar de una buena estabilidad en casi cualquier circunstancia, lo que se traduce en confianza y seguridad en el paso por curva. El coche es bastante ágil en virajes, pero hay que tener en cuenta en todo momento que es un vehículo pesado y eso nos puede jugar una mala pasada si vamos demasiado rápido.

Un aspecto que sí hubiésemos mejorado en este coche son los frenos. Éstos no están a la altura de su potencia. Aunque utilices el modo ‘B’ del cambio para forzar la retención, hay momentos en los que falta mordiente a la hora de detenerlo.

Hablando de un coche eléctrico no podíamos dejar de mencionar la autonomía. El GTX cuenta con la misma batería de sus hermanos de gama, de 77 kWh, pero debido principalmente al mayor peso por los dos motores eléctricos, y su elevada potencia, la autonomía se ve reducida, pasando de 514 a 478 kilómetros. Es el precio que hay que pagar por la diversión. Y más si se conduce el coche como invita a hacerlo. En ese caso la batería vuela.

Conclusión final

Sustituir a unas siglas GTI por GTX es algo tremendamente complicado, y creemos que sólo sucederá con el paso del tiempo. Al margen de eso, lo que está claro es que este coche se merece un distintivo por su deportividad, ya que es más radical y divertido que sus hermanos. Todavía está lejos de ser un GTI, pero creemos que Volkswagen está en el buen camino.

Y la gran pregunta: ¿merece la pena gastarse más dinero en un GTX? Pues depende de para que lo quieras utilizar y de tu economía. Si en tus trayectos no necesitan toda la autonomía de las versiones estándar, te van las sensaciones, quieres algo más exclusivo y te lo puedes permitir económicamente, por supuesto que vale la pena. Pero si eres de los que prima la practicidad y la eficiencia, con los ID.4 estándar tendrás más que de sobra.