Ventana a la naturaleza

El Plan Forestal Andaluz y su evolución

Aprobado en 1989, fue fruto de un amplio consenso social y preveía el crecimiento de la superficie con usos forestales

Pero en 14 años se ha detectado una merma de un 0,43% en Andalucía, aunque esta no ha afectado a las provincias de Córdoba, Granada y Sevilla, donde sí ha subido

El Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, un ejemplo de conservación del monte mediterráneo.

El Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, un ejemplo de conservación del monte mediterráneo. / R. ARENAS

En febrero de 1989 se aprobaba el Plan Forestal y, de esta forma, Andalucía lideraba el proceso de reforma de esta política tras la descentralización con el Estado de las Autonomías. Fue pionero con la inclusión de los principios internacionales del desarrollo forestal sostenible y, como en alguna ocasión se ha comentado, fue fruto de un amplio consenso social de los andaluces interesados por este sector, y que posteriormente fue aprobado por el Parlamento Andaluz.

Con una vigencia de sesenta años y habiendo pasado 35 años de esta aprobación, parece interesante realizar un resumen del punto de partida y dónde nos encontramos. Se reconocía la existencia de 4,65 millones de hectáreas que, por sus características, no eran susceptibles de cultivo agrícola permanente y rentable y, por tanto, de vocación forestal. En mayor o menor medida aparecían cubiertos de árboles unos 2,4 millones de hectáreas y el resto de matorrales o herbáceas en diferentes estados de conservación o degradación.

La base del documento es la utilización racional de los recursos naturales para que persistan y se mantenga su capacidad de renovación y la producción no lleve al agotamiento de los recursos. En este sentido, se advierte que la conservación no supone un cese de actividades sobre el medio natural, como se ha señalado insistentemente y de forma deliberada desde determinados sectores de la sociedad en los últimos años.

La base del documento es la utilización racional de los recursos naturales para que persistan

Entre los objetivos se recogen: la lucha contra la desertificación y conservación de los recursos hídricos, los suelos y la cubierta vegetal, especialmente el bosque mediterráneo; la protección de ecosistemas de interés ecológico y de especies en peligro de extinción y mantenimiento de ecosistemas para garantizar la diversidad biológica; la restauración de ecosistemas forestales degradados; la defensa contra incendios, plagas y enfermedades forestales; la adecuada asignación de los usos del suelo para fines agrícolas o forestales manteniendo su potencial biológico y la capacidad productiva del mismo; la utilización racional de los recursos naturales renovables e incremento de sus producciones; contribuir a una mejora en los procesos de transformación y comercialización de productos forestales; compatibilizar el uso social, recreativo y cultural del monte con su conservación; facilitar la generación de condiciones socioeconómicas que eviten el desarraigo de las comunidades rurales, favoreciendo su progreso; y diversificar el paisaje rural mediante la conservación y recuperación de enclaves forestales en zonas agrícolas. El plan preveía la redacción de Planes de Ordenación de Recursos Naturales en distintos ámbitos. Hubo un intento de realizar esta planificación con carácter provincial a principios del siglo XXI, se redactaron los primeros borradores, pero un error de estrategia al comenzar por la provincia de Huelva hizo paralizar todo el proceso planificador y sigue olvidado, durmiendo el sueño de los justos. Además, prevé su desarrollo en fases decenales con revisiones de cumplimiento cada 5 años.

El mayor retroceso de los terrenos forestales se ha producido en la provincia de Huelva

La última adecuación, realizada recientemente con el horizonte en el 2030, recoge que, a diferencia de la previsión de incremento de superficie forestal que establecía el Plan Forestal, su evolución fue ligeramente recesiva, como refleja el estudio Cambios de ocupación del suelo en España del Observatorio de la Sostenibilidad en España (2006). En el periodo 1987-2000 la pérdida de superficie forestal se cuantificaría en 68.353 hectáreas, es decir, unas 5.260 anuales.

20.000 hectáreas menos

Un estudio detallado de la evolución de la vegetación forestal en Andalucía realizado en el marco esta última adecuación del PFA del periodo 1999-2013 estima una pérdida de superficie forestal de unas 20.100 hectáreas, unas 1.440 anuales. Ello supone una merma, a lo largo de 14 años de un 0,43% de la superficie con usos forestales en Andalucía.

Desde la puesta en marcha del plan hasta el año 2013 se perdieron 88.453 hectáreas

Esta disminución no se ha producido en todas las provincias, destacando Granada, Córdoba y Sevilla como aquellas en las que se han producido ganancias netas de terrenos de uso forestal (0,39%, 0,17% y 0,08%, respectivamente) frente a otras como Huelva y Almería, donde el retroceso de los terrenos forestales ha sido mayor (-1,45% y -0,92%). En el resto de provincias se observan porcentajes de recesión moderados, entre un 0,14 y un 0,23%. En otras palabras, sólo tres provincias andaluzas, entre las que se encuentra Córdoba, en ese período, han incrementado su superficie forestal como estaba previsto en el Plan Forestal, mientras que el resto han suspendido en el objetivo de aumentar esa superficie.

El plan preveía pasar de 4,65 a 4,95 millones de hectáreas de superficie forestal y desde su puesta en marcha hasta 2013 se han perdido 88.453 hectáreas en lugar de incrementarse.

Parecería interesante actualizar los datos, teniendo en cuenta la potencia del Sistema de Información Ambiental de Andalucía, y analizar qué ha ocurrido con las unidades de vegetación recogidas en el plan forestal y la previsión de su evolución para conocer si se están alcanzado los objetivos previstos, que pretendían, además, aumentar su calidad. Con seguridad el análisis ha quedado obsoleto.

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