Ventana a la naturaleza

El suelo, recurso natural estratégico

Durante estos días pasados se ha asistido a un episodio de lluvias excepcional que ha permitido en cierta medida casi olvidar la pertinaz sequía que hemos encadenado durante cinco años. Aún no puede cantarse victoria pero al menos la situación puede verse de manera más relajada

La presencia de vegetación sobre el suelo hace más sostenible este último recurso.

La presencia de vegetación sobre el suelo hace más sostenible este último recurso. / ARENAS

Ahora es el momento de adoptar decisiones para mejorar la gestión que se ha realizado hasta la fecha y de frenar la presión de consumo en una cuenca deficitaria.

El volumen de agua recibida ha vuelto a mostrar al gran río andaluz haciendo honor a su nombre, el río grande. Muchas personas se acercaron a distintos puntos para observar el elevado nivel y volumen con el que transitaba y que provocó algunas alarmas de inundaciones. El bajo nivel de los embalses ubicados en la margen derecha del Guadalquivir que almacenaron el agua de escorrentía hizo posible que no se repitieran los sucesos de hace más de una década.

Una cuestión queda clara, el volumen de agua que circulaba por el río provenía en su mayoría de los ríos y arroyos ubicados en la margen izquierda, ocupada por grandes extensiones de cultivos. Llamaba la atención la gran cantidad de sedimentos que arrastraba, lo que incrementaba además su volumen. Muchas personas han manifestado que les daba pena ver cómo se perdería ese agua en el mar. Les animo a leer una artículo que se publicó en Diario CÓRDOBA el 25 de mayo de 2008 sobre este ultimo aspecto. Sin embargo, pocas se preguntaron, manifestaron o reflexionaron que un esencial recurso para nuestra supervivencia como el suelo se escapaba por toneladas junto al agua de lluvia.

Este medio, sobre el que se desarrolla toda la vida vegetal, de la que dependen otra gran cohorte de seres vivos, puede ser erosionado mediante lluvias más o menos torrenciales y especialmente cuando no se encuentra tapizado o colonizado por plantas que lo protejan. Se considera tan básico como el agua y el aire y además es un recurso no renovable, con una tasa de formación extraordinariamente lenta que depende de los factores formadores de cada suelo, principalmente los materiales donde se origina y la climatología del lugar.

Muchas personas se han acercado estos días para ver el volumen de agua que llevaba el río

En la bibliografía se pueden encontrar valores que oscilan desde 1 mm al año hasta 0,001 mm al año. Esto nos lleva a preguntar sobre ¿qué tasas de erosión del suelo pueden ser aceptables y sostenibles sin que el suelo pierda su capacidad productiva?. Ésta debe ser similar a la tasa de formación, que para los países mediterráneos es baja, aproximadamente de 1t/ha/año = 0.07 mm/año.

No obstante, en las regiones mediterráneas semiáridas y subhúmedas secas, las tasas de perdida de suelos agrícolas bien desarrollados, comúnmente aceptadas, son de 10-12 t/ha/año de media, mientras que para suelos poco profundos y frágiles las tasas de tolerancia y sostenibilidad son del orden de 2-5 t/ha/año (1 mm/año = 12.5 t/ha/año).

Estudios realizados por numerosos grupos de investigación de las universidades públicas españolas y centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) arrojan datos de pérdidas de 57,10 t/ha/año en cárcavas y 27,68 t/ha/año en suelos desnudos, hasta 1,14 t/ha/año en suelos con vegetación forestal. Los primeros sobrepasan los umbrales de formación de suelo, de tolerancia y sostenibilidad.

Una cuestión que se ha puesto de manifiesto es que el suelo es el mayor almacén de carbono del mundo

Una cuestión que recientemente se ha puesto de manifiesto es que el suelo es el mayor almacén de carbono del mundo, 1500 gigatoneladas, el doble de carbono que la atmósfera y tres veces del que se encuentra en la vegetación. Una gestión deficiente puede acarrear consecuencias catastróficas de cambio climático.

Su importancia ha sido reconocida por dos documentos esenciales la Carta de los Suelos del Consejo de Europa (Consejo de Europa, 1972) y la Carta Mundial de los Suelos (FAO, 1982). Entre su recomendaciones se dice que los agricultores y silvicultores deben aplicar métodos que preserven la calidad del suelo, deben ser protegidos contra la erosión y contra la contaminación.

La presencia de vegetación sobre el suelo hace más sostenible este último recurso.

El deterioro del suelo debido a la erosión constituye uno de los problemas medioambientales más importantes en las tierras mediterráneas y debe ser un objetivo prioritario en la política agraria común (PAC). La pérdida de la capa más fértil disminuye su calidad al perderse la mayoría de sus nutrientes y por tanto conduce a la pérdida de productividad, complejidad biológica y deterioro de propiedades físicas como la infiltración y la capacidad de retención del agua. Esto ocasiona que se incremente la escorrentía superficial y aumente la erosión. En definitiva, es un sistema que se retroalimenta positivamente como han señalado muchos investigadores.

En la actualidad, en Andalucía, el problema de la erosión se encuentra en los sistemas agrícolas, tal y como ha demostrado un estudio donde ha participado la UCO que relaciona el aumento de ésta con la intensificación de la agricultura. Este es un problema que debiera centrar la acción de la Consejería competente del ramo, si se quiere tener un sistema sostenible.

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