Al mismo tiempo que la Asamblea de IU votaba su nueva lista electoral, en la que no aparecen los nombres de Rosa Candelario, una de las artífices del proyecto del DC-7, José Joaquín Cuadra ni Ana Moreno, estos tres concejales del Ayuntamiento recorrían la ciudad juntos, siguiendo los pasos del avión cultural primero y, más tarde, del concurso de salmorejo. Era un día para disfrutar y el trío de amigos y excluidos salió a la calle para pasarlo bien. No tuvieron que esforzarse mucho para conseguirlo. Los esperados rayos de sol lanzaron a los cordobeses a la calle. Y aunque, a juzgar por sus comentarios, no todos estaban informados de que un señor avión estaba siendo transportado desde el aeropuerto hasta Miraflores, el que más y el que menos se sumó a la fiesta, formándose espontáneamente hileras de curiosos dispuestos a contemplar el desfile de coches clásicos y los detalles del avión que venía detrás. Impagable fue contemplar la mirada alucinada de multitud de guiris que, entre monumento y monumento, se dieron de bruces con el traslado de un avión.

"Esta gente está loca", parecían pensar algunos mientras señalaban los paramotores que daban color al cielo. Entre los extranjeros presentes, destacó la figura de Von der Müll, uno de los propietarios del avión, que viajó expresamente hasta Córdoba para contemplar, fotografiar y vivir en primera persona el traslado de su DC-7, donado a la ciudad. Tampoco escatimaron exclamaciones los niños que, desconocedores de lo que ocurría, pedían explicaciones a los adultos sobre la comitiva de coches y la gran aeronave que se movía remolcada por camiones.

Entre el público, hubo artistas como los autores del Hombre Río o el músico Pepe Gancho. Y, por supuesto, protestas. En medio de la algarabía, un pequeño grupo de vecinos del distrito sureste mostraban cartulinas con un avión estrellado en el que se leía participación. "Solo queremos expresar nuestro desacuerdo con esta iniciativa, hay muchos equipamientos pendientes en los barrios y nos parece que no es el momento de llevar a cabo este proyecto, que no ha respetado el reglamento de participación ciudadana", comentaron.

Mientras unos protestaban, otros aplaudían la iniciativa: "Hay que llamar la atención para que la ciudad se lleve la capitalidad y esta idea es llamativa y divertida", señalaba Manuel, conductor miembro del Club de Clásicos; "mi niño y yo lo estamos pasando en grande, hemos venido en bicicleta y el peque está flipando, qué quieres que te diga, me parece fenomenal, ojalá el avión se llene de cosas todos los fines de semana", comentaba Blas, que celebró el día del padre recorriendo la ciudad detrás del DC-7.