-La labor pedagógica que están llevando a cabo, ¿podría ser consecuencia de lagunas en el sistema educativo o en la educación del entorno familiar?

-Juan Jesús Alcántara: No creo que sean lagunas. Cada uno cumple un rol concreto en esta sociedad. Creo que el sistema funciona bien. Nosotros somos una herramienta más que aporta un punto de vista distinto dentro de ese sistema. No venimos a cubrir lagunas que haya dejado nadie.

-¿Cómo han acogido los menores su visita a los centros y sus charlas de concienciación?

-Francisco Javier Medel: les gusta bastante. Vienen muy bien para que los niños sepan reconocer si están inmersos dentro de alguna situación de ciberacoso o violencia de género. Hay algunas chicas, por ejemplo, que no se dan cuenta de que están sufriendo violencia de género hasta que les damos las señales de lo que suele pasar en estos casos.

-¿Se sienten más seguros y confiados tratando directamente con ustedes?

-J.J.A: Jugamos con la ventaja del uniforme. Esta es parte de la labor del agente tutor. Les damos un trato cercano. No vamos, ni mucho menos, en un rol represivo. Cuando tú vas con ese rol, tu figura denota una cierta garantía o legalidad. Ellos están deseando contarle su problema a alguien. Muchas veces se cuenta más y mejor a un desconocido que a una persona de tu entorno. No me canso de repetir que el año pasado llegamos a trece mil quinientos alumnos de todas las edades. Nuestra figura sirve para que los niños se críen con la seguridad con la que se tienen que criar.

-¿A qué se debe el aumento de los casos de ciberacoso y de violencia de género?

-F.J.M: Respecto al ciberacoso, se debe al mal uso que hacen de las nuevas tecnologías. En algunas ocasiones se ve una carencia en el hecho de que los padres no están pendientes de lo que hacen sus hijos. En cuanto a la violencia de género, nosotros hemos detectado que las chicas, en muchas ocasiones, por no perder al chico, son capaces de aguantar comportamientos que hoy no aguantarían las parejas de nuestra edad.

-¿Cómo detectan los casos problemáticos?

-J.J.A: Con relativa facilidad. Durante las charlas que damos de concienciación, o de sensibilización, como nos gusta llamarlas, se ven comportamientos de niños afligidos. En algunos momentos puntuales, algún chico o chica ha roto a llorar porque se han sentido inmersos dentro de un proceso que estábamos contando. Por otra parte, se contrasta la opinión con los profesores. Si es necesario se llama a los padres. A última hora, siempre pasamos un cuestionario anónimo en el que les preguntamos si les ha gustado la charla y cómo podríamos mejorarla, y que si necesitan algún tipo de orientación o ayuda personal pongan sus datos. Algunos lo hacen y ahí es cuando contactamos con ellos y con la familia. Muchas veces se trata de problemas de comunicación que han tenido entre compañeros y que terminan subsanándose fácilmente.

-¿Cuáles son los requisitos indispensables para la prevención?

-F.J.M: Estar pendientes. En el colegio están muy pendientes, pero los padres también tenemos que estarlo en casa. Aparte, hay que darle a conocer a los chicos cuáles son las señales de que se están produciendo estas situaciones. En el caso del ciberacoso, se les explica las consecuencias que tienen estos actos, tanto en el ámbito académico como en el jurídico y penal.

-J.J.A: Quiero resaltar que no venimos a quitar el trabajo a un orientador, jefe de estudios o director, sino que somos un instrumento más de la comunidad educativa. Somos una herramienta más de una caja de herramientas.