El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, aseguró ayer que si el líder del PSOE, Pedro Sánchez, pacta un gobierno --algo que busca "desesperadamente"-- con el partido de Pablo Iglesias, IU y las formaciones independentistas este sería un Ejecutivo "a las órdenes de Podemos, hipotecado por ellos y humillado". Y "para ser presidente de España no basta con humillarse e hipotecarse. Necesitamos un presidente con dignidad", afirmó en Córdoba, donde asistió a una junta directiva del PP cordobés convertida, con la presencia de los principales dirigentes del partido en Andalucía, en un acto de apoyo a Rajoy el día después de que declinara optar a la investidura. "En los momentos difíciles es importante sentir apoyo", reconoció.

Rajoy, además, aprovechó su estancia en Córdoba para advertir de que, en el caso de que prospere la opción "del radicalismo, el independentismo y el gobierno hipotecado" --"pueden sumar, pero harán mucho daño a nuestro país", afirmó--, el PP haría valer su mayoría absoluta en el Senado y su primer puesto en número de diputados en el Congreso "como garantía de que aquí no se van a hacer disparates". En esa línea, insistió en que "no podrán gobernar" porque el PP manda en el Senado y los acusó de "engañar" porque dicen que van a reformar la Constitución "y no tienen los votos suficientes". "Aquí no se van a hacer disparates, se va a defender la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, la recuperación económica y la creación de empleo", subrayó.

Frente a la opción de izquierdas, Rajoy señaló como la alternativa "más lógica, sensata y razonable" un pacto entre PP, socialistas y Ciudadanos, la gran coalición que insistió en ofrecer ayer. Algo que hasta el momento no ha sido posible porque el líder del PSOE "se ha negado" a hablar con él y sin embargo, le reprochó, lo ha hecho con todos, incluso con los independentistas a los que ha "regalado" senadores para que formen grupo. Aun así, el líder del PP explicó que un gobierno integrado por estas tres formaciones "permitiría hacer reformas" y supondría dar un mensaje dentro y fuera de España de seguridad". Además, más allá de las discrepancias, podría dedicarse "a los cuatro grandes objetivos" que, a su juicio, son "seguir creando empleo, mantener y mejorar los pilares del Estado de bienestar, luchar eficazmente contra el terrorismo y defender la unidad de España". La tercera opción, unas nuevas elecciones, supondría un "fracaso".

Así las cosas, Rajoy reiteró que mantiene su candidatura, pero justificó su renuncia a optar el primero a la investidura porque "sería un fraude y una falta de respeto ir a perder el debate". "¿Cómo va el candidato del PP a presentarse a la misma hora que los candidatos que le van a decir que no están pactando y repartiéndose el gobierno?", se preguntó. Además, insistió en que él no buscará apoyos "entre los que amenazan la unidad de España". "En la vida no vale todo", concluyó su discurso.