El mundo del flamenco rebosaba ayer de orgullo y de satisfacción. Numerosos artistas del género felicitaron con efusión a Paco de Lucía por el premio Príncipe de Asturias de las Artes y todos, de alguna forma, se sentían también premiados. La lectura más extendida era que el flamenco recibía, al fin, un reconocimiento de peso.