Por primera vez en dos décadas de conflictos por la movida juvenil nocturna (los problemas ya existían antes de la costumbre de los botellones ), los representantes cordobeses de las dos partes afectadas han llegado a un acuerdo, sin mediación alguna del Ayuntamiento, para luchar contra los problemas ligados a las concentraciones juveniles. Más aún, el Ayuntamiento es, precisamente, el blanco de las críticas de ambos colectivos, que exigen una serie de medidas inmediatas y a medio plazo y reconvertir e institucionalizar la mesa de la movida.

Según reclama un acuerdo hecho público ayer entre el Consejo Local de la Juventud (CLJ) y la Federación de AAVV Al-Zahara, la mesa de la movida debe institucionalizarse, ser operativa, tener más competencias y convertirse en la máxima entidad local sobre el problema, dando el protagonismo a los colectivos afectados y tomando medidas consensuadas y eficaces, no a salto de mata . "Si el Ayuntamiento nos invita a participar, no sólo queremos ser escuchados, queremos influir en las decisiones", decía ayer Victoria Fernández, de la Federación de AAVV, para justificar la demanda de los dos colectivos ciudadanos.

SIN ESPERAR MAS El acuerdo entre el CLJ y Al-Zahara se ha alcanzado tras cuatro reuniones en las que, tras años de trabajar por separado, se han puesto en común los estudios y encuestas que realizaron ambas entidades ciudadanas. Basándose en ellas y con "un esfuerzo importante", explica Rafael Chacón, coordinador del CLJ, se ha llegado a unas conclusiones y propuestas que, sorprendentemente, no eran muy distintas, "terminando con un enfrentamiento artificial" que parecía poner en dos bandos irreconciliables a jóvenes y residentes de zonas de movida, dando además una visión negativa del problema y sin atajar los problemas de fondo, considera Chacón.

El presidente de Al-Zahara, Francisco Nieto, se congratuló porque el acuerdo entre el movimiento vecinal y los jóvenes abre una nueva etapa en la lucha contra los aspectos más negativos del botellón , un problema para el que hay que buscar soluciones globales y de ciudad, ya que las concentraciones cambian de lugar cada poco tiempo.

Victoria Fernández, además, coincidió con Luis Gallardón, del CLJ, en que el trabajo realizado por el Ayuntamiento para luchar contra el botellón los últimos años ha sido relevante (puesta en marcha de la mesa de la movida, consultas a los colectivos, presupuesto anual de 300.000 euros, algunas actividades alternativas a la movida, etcétera). Sin embargo, el que los representantes de los colectivos estuvieran como convidados de piedra y algunas propuestas hechas de cara a la galería han provocado que los planes no den resultados.

Nieto y Chacón, además, consideraron que los problemas que genera la movida deben acordarse entre todos los sectores de la ciudad, y no con medidas planificadas en despachos. Por ejemplo, Nieto citó las fallidas experiencias de concentrar el botellón en recintos creados al efecto, como ha sucedido con el parque urbano de El Arenal.