Más de 700 presos políticos detenidos tras el golpe de Estado militar en Birmania serán puestos en libertad este miércoles, indicó a la edición birmana del canal BBC uno de los responsables de la presión Insein, en Rangún. Algunos de los arrestados habían sido acusados de "incitar al desorden público", recoge el medio en su perfil de Facebook.

Las autoridades además retiraron el martes los cargos contra 24 personas famosas y deportistas que habían expresado su rechazo contra el régimen militar, informó anoche el canal de televisión Myawaddy, propiedad del Ejército.

Desde la sublevación del 1 de febrero, las fuerzas de seguridad han detenido a 6.421 personas, de las cuales 5.554 todavía permanecían en prisión, y emitido ordenes de captura contra 1.988, según los datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP). A raíz de la brutal represión desatada contra la oposición por las fuerzas de seguridad, quienes dispararon a matar contra los manifestantes pacíficos, al menos 883 personas han perdido la vida, apunta AAPP.

Mañana se cumplen cinco meses del golpe de Estado militar que terminó con la incipiente y joven democracia en Birmania, pero el Ejército no ha logrado controlar del todo el país en este tiempo y las protestas continúan en varias regiones. Algunos de los manifestantes han decidido tomar las armas contra los militares, cansados de los pocos avances de las protestas pacíficas; mientras se han abierto o recrudecido a lo largo del país los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos rebeldes.

El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales. Suu Kyi, junto a otros dirigentes del gobierno derrocado, permanecen detenidos mientras son procesados por múltiples delitos, aunque mantienen su inocencia.