Ante la puerta de la residencia oficial de Downing Street, un mes después de ser diagnosticado de coronavirus y pasar por la uci, Boris Johnson pidió ayer al país paciencia y persistencia en el cumplimiento de las actuales medidas de aislamiento. Johnson retomó sus funciones como primer ministro en un momento en el que «se han hecho progresos», pero, al mismo tiempo, «un momento de máximo peligro». Si los ciudadanos bajan la guardia puede haber un rebrote y «no solo sería una nueva ola de muertes, también un desastre económico», dijo antes de añadir: «No tiremos por la borda todo lo que hemos conseguido. Os pido que contengáis vuestra impaciencia, porque creo que nos estamos acercando al final de la primera fase en este conflicto», aseguró

El líder conservador se enfrenta a presiones crecientes desde distintos sectores económicos y sociales para que alivie las actuales restricciones. Lo cierto es que con 4.000 nuevos infectados contabilizados ayer (y más de 20.000 muertos solo en los hospotales), la epidemia está aún lejos de poder darse por controlada. Johnson dejó claro que aún es pronto para levantar el confinamiento. No obstante, el primer ministro indicó que en los próximos días se avanzará algo de los planes que se barajan para ir dejando atrás las restricciones. Los preparativos de la salida se llevan estudiando, indicó, desde hace semanas y prometió que las decisiones se tomarán «con la mayor transparencia».

En este sentido, Johnson, señaló que aunque se seguirá dando prioridad al consejo de los científicos, se intentará también, «tratar de conseguir el máximo consenso con los negocios, las industrias, con todas las partes del Reino Unido, de todos los partidos, incluidos los partidos de la oposición tan lejos como sea posible».

Destacadas figuras del Partido Conservador, como Ian Ducan Smith o Andrea Leadson, y empresarios conocidos por sus donaciones a los tories, como Peter Hargreaves y Michael Spencer, han pedido al primer ministro que relaje las actuales restricciones. Tres miembros del Gabinete habrían mostrado también en privado su preocupación, al igual que figuras de la oposición, partidarios todos ellos de una suavización de las medidas de confinamiento por miedo a daños económicos irreparables.