La relación entre el gobierno de Venezuela y el de los Estados Unidos ha entrado en una nueva etapa de tensión y ahora el problema la caravana migrante que salió de Honduras con rumbo al norte y con el objetivo de llegar hasta territorio estadounidense.

Con respecto a ese tema, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, negó haber financiado la caravana de migrantes y llamó "loco" al vicepresidente de ese país, Mike Pence, por relacionarlo con estos hechos.

Esto como respuesta a las declaraciones del funcionario estadounidense, quien aseguró que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, le dijo que la caravana de migrantes que se dirige al norte del continente ha sido financiada por el Gobierno de Venezuela.

"Si no fuera porque lo dice un extremista, un loco extremista como Mike Pence y lo peligroso que eso significa para la seguridad personal mía que ya ha sido objeto de un atentado abierto, público y para la seguridad del país uno solo se reiría de eso", respondió Maduro durante una reunión con intelectuales en Caracas.

LAS DECLARACIONES DE PENCE

El vicepresidente de EEUU subrayó que el Ejecutivo liderado por el presidente, Donald Trump, hará todo lo que esté en su poder para evitar que esta caravana llegue a territorio estadounidense y "viole" la frontera sur del país.

"El presidente de Honduras me dijo que (la caravana) fue organizada por grupos de izquierda hondureños, financiada por Venezuela y enviada al norte para desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera", afirmó Pence en una conferencia patrocinada por el diario The Washington Post.

El mandatario venezolano dijo que lo dicho por Pence se puede asumir desde diferentes perspectivas, "lo primero que provoca es risa y lo segundo es preocupación porque ya comienza la paranoia imperialista" a acusarle "de todo lo que les ocurre a ellos".

"Y ellos son capaces de hacer cualquier cosa en el mundo, alerto al mundo sobre la paranoia de Mike Pence y de los sectores extremistas del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela, tiene una obsesión porque no han podido derrotarnos, no han podido hacer que nos rindamos ni lo podrán hacer jamás", agregó.

LA CARAVANA SIGUE AVANZADO

Mientras eso sucede con los altos funcionarios de los gobiernos de EEUU y Venezuela, el éxodo de mujeres, hombres y niños, que partió el 13 de octubre desde la violenta ciudad hondureña San Pedro Sula, ha ido creciendo y, según el Gobierno de México, está conformada ahora por unas 3.600 personas, pero la ONU asegura que son unas 7.000 y algunos de sus colaboradores en unas 10.000.

Y las historias de los migrantes se siguen acumulando. “De tanto que caminé (...) me lastimé. No andaba con zapatos adecuados para caminar”, dijo Neris Wong al borde del llanto mientras socorristas le curaban las ampollas en la localidad de Mapastepec, en el estado Chiapas, donde descansaba la caravana tras recorrer decenas de kilómetros.

La alcaldesa del lugar, Carla Valdenegro, dijo que aunque la localidad es un lugar de tránsito de migrantes centroamericanos, nunca habían recibido tantos de una sola vez. “Estamos acostumbrados a que pasan (...), pero nunca los habíamos visto en esta cantidad”, expresó.

Un grupo separado de al menos 1.000 migrantes, también en su mayoría hondureños, avanzaba desde la ciudad guatemalteca Zacapa buscando encontrarse, en algún punto, con la caravana principal. Algunos medios locales aseguraron que lo integraban unas 2.500 personas.

El torrente de migrantes, que por tramos va a pie y por otros hace autostop, ha desatado la ira del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha advertido que cerrará y militarizará su frontera y que reducirá el apoyo económico a Centroamérica por no detenerla.