Los presidentes de los siete países mediterráneos de la Unión Europea celebraron ayer en Lisboa su segunda Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los Países del Sur de la Unión Europea y lanzaron un mensaje de unidad ante las amenazas internas y externas que acosan al proyecto europeo, entre las que se citaron el antieuropeísmo del nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, la próxima salida del Reino Unido de la UE, los movimientos populistas, la inmigración, la seguridad, el crecimiento económico y el empleo, sobre todo entre los jóvenes. «Creemos que en un mundo que se enfrenta a crecientes incertidumbres e inestabilidad, debemos estar unidos para actuar juntos. Una Europa débil no es una opción», se afirma en la declaración final que fue presentada por el anfitrión del encuentro, el primer ministro de Portugal, António Costa. El presidente español, Mariano Rajoy, emplazó a todos los líderes europeos a «dar un mensaje de unidad, que la hay», porque, según dijo, Europa sigue siendo «el espacio más importante del mundo en términos de bienestar, progreso y respeto a las personas».

La declaración final de la cumbre incluye una mención al brexit en la que los líderes europeos se muestran preparados «para iniciar negociaciones después de que se notifique el artículo 50 con la esperanza de tener en el Reino Unido un socio cercano para la Unión Europea».

Rajoy anunció que la próxima cumbre de los países del Sur de Europa se celebrará en Madrid, en abril. A la reunión de Lisboa acudieron el presidente de Francia, François Hollande, y el de Chipre, Nicos Anastasiades, así como los jefes de Gobierno griego (Alexis Tsipras), portugués (António Costa), italiano (Paolo Gentiloni) y maltés (Joseph Muscat).

Hollande hizo un llamamiento a hacer un bloque que permita dar una «respuesta cerrada» al presidente de EEUU, Donald Trump, quien ha valorado que la salida del Reino Unido de la UE «es algo maravilloso».