El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, confía en que "la buena voluntad" restaurará la confianza y que Grecia y sus socios de la Eurozona podrán concluir con éxito la revisión del programa de rescate. Pero por si acaso, los analistas de la entidad bancaria con sede en Fráncfort analizan todos los riesgos y los escenarios posibles, incluida una salida del euro de Grecia. "El BCE emplea gestores de riesgo que están constantemente evaluando", advirtió ayer Draghi tras ser preguntado por posibles escenarios.

Ante la Eurocámara, el patrón del BCE insistió en que lo importante ahora es centrarse en negociar las condiciones para que el diálogo político pueda retomarse y recordó que el Gobierno de Alexis Tsipras debe "comprometerse a respetar todas sus obligaciones de deuda y cumplir con las medidas necesarias". Sin mencionarlo, Draghi criticó al ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, por complicar el trabajo del BCE al hablar de quiebra e insolvencia. "La comunicación del Gobierno a través de sus ministros más prominentes era una comunicación basada en dos palabras: quiebra e insolvencia", lamentó.

El momento más tenso se produjo cuando la eurodiputada portuguesa Marisa Matías, de la izquierda europea, grupo donde se sienta Syriza, lo acusó de chantajear a Grecia por haber dejado de aceptar la deuda pública helena como garantía para financiar a los bancos griegos. "El BCE tiene una exposición de 104.000 millones de euros a Grecia, el 65% del PIB. Es la mayor exposición en la Eurozona. ¿Qué chantaje es ese?", dijo.

El portavoz del presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, reiteró que es el momento de trabajar y no de palabras, y de que la voluntad política se traduzca en "medidas y progresos". "En esta fase una voluntad política fuerte ya no es suficiente, tiene que trasladarse a acciones y progresos", señaló el portavoz comunitario Margaritis Schinas. SILVIA MARTINEZ