De "estrechas y amistosas" calificó ayer la cancillera alemana Angela Merkel las relaciones bilaterales con Grecia, en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro heleno Alexis Tsipras. El acento de la reunión celebrada en Berlín lo pusieron ambos mandatarios en una mejora de la colaboración y el diálogo.

"Los datos económicos de referencia tienen que cuadrar", señaló Merkel en alusión a la reformas que el país heleno debe implementar para desbloquear los 7.200 millones de euros del último tramo de rescate. "Queremos que Grecia sea fuerte económicamente y tenga crecimiento", afirmó. "Para ello hacen falta reformas estructurales, un presupuesto sólido y una administración que funcione. En eso estamos ambos de acuerdo".

No obstante, incidió en que no le corresponde a su Gobierno tomar decisiones. "Las reformas son valoradas por las tres instituciones Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional y la decisión la toma el Eurogrupo".

También Tsipras, recibido con honores militares en su primera visita oficial a Alemania tras su elección el pasado 25 de enero, incidió en la importancia del diálogo. "No hay otro camino para superar los obstáculos", afirmó, recalcando la necesidad de apartar los estereotipos. "Ni los griegos son vagos, ni los alemanes responsables de todos los males de Grecia".

COMBATIR LA CORRUPCION Una vez más, prometió que su Ejecutivo respetaría acuerdos y obligaciones, aunque también el mandato popular recibido en las elecciones. Así, las graves consecuencias sociales de los programas de rescate previos deberían subsanarse, aunque estos condujeron a ajustes fiscales "significativos". "No queremos destruir lo positivo de los últimos años", tranquilizó Tsipras, aludiendo a la necesidad de implementar reformas en materia de justicia fiscal y combate de la evasión.

El primer ministro heleno pidió la colaboración de Alemania para combatir la corrupción "que aún amordaza Grecia" y no evitó poner el dedo en la llaga solicitando apoyo legal para desentrañar el escándalo de sobornos que implica a la multinacional germana Siemens. También las reparaciones por la segunda guerra mundial volvieron a estar sobre la mesa, aunque bajo el prisma conciliador de la reunión. "No es tanto un tema material como moral o ético", señaló Tsipras, que desmintió que el Ejecutivo heleno tuviera intención de confiscar bienes alemanes en el país. Merkel, por su parte, afirmó que continuarían las conversaciones sobre la cuestión y que era necesario mantener la memoria de las "crueldades" perpetradas por las fuerzas de ocupación nazis.

Entretanto, Atenas trabaja a contrarreloj para ultimar una nueva lista de propuestas, según anunció el pasado viernes tras la reunión de Tsipras con algunos de los principales líderes de la Eurozona. En ella está la clave para desbloquear el último tramo de rescate, crucial cuando el problema de liquidez reconocido por el propio Ejecutivo heleno se vuelve más acuciante por momentos. Está previsto que la lista se presente antes del viernes, cuando podría discutirse en una reunión de ministros de finanzas de la Eurozona.

DIFICIL ELECCION Ayer, la prensa filtraba una carta de Tsipras del pasado 15 de marzo en la que le advertía a la cancillera alemana de la imposibilitad de cumplir con las obligaciones inminentes sin ayuda financiera a corto plazo. Su Gobierno se vería abocado a elegir entre devolver los préstamos o continuar con el gasto social. De ello culpó a las restricciones especiales del BCE a la capacidad de Grecia de emitir deuda a corto plazo, así como al retraso en el desembolso de la ayuda por parte de las autoridades europeas.

Tras hora y media de reunión y la rueda de prensa, Merkel y Tsipras cenaron juntos en la cancillería, ya sin el eco de una pequeña concentración contra la política de austeridad aplicada en Grecia. Hoy Tsipras sigue con su agenda en Berlín, donde tiene previsto reunirse con los líderes de la oposición parlamentaria: La Izquierda y Los Verdes.