Un nuevo ataque tensó aún más ayer la situación de violencia que se vive en Jerusalén desde hace meses. El barrio de Har Nof, en el oeste de la ciudad --parte israelí--, vivió el primer atentado de su historia. Cuatro personas murieron y ocho resultaron heridas en un ataque a la sinagoga de Kehilat Bnei Torá cometido por dos palestinos a los que la policía mató. Los asaltantes fueron Rasan y Udai Abu-Jamal, dos primos del vecindario de Jabal Mukaber de Jerusalén Este, parte palestina ocupada por Israel desde 1967.

La policía israelí informó de que entraron en la sinagoga, en la calle Shimon Agassi, a las siete de la mañana, armados con una pistola y cuchillos y dispararon y agredieron a hombres que rezaban. "Eramos unos 20 o 25, estábamos en la parte más importante del rezo. He oído tiros, me he dado la vuelta y he visto entrar a un muchacho con un revólver que ha empezado a disparar muy cerca de la gente", explicó a este diario Yosef Posternak, superviviente del ataque. Las víctimas del ataque fueron cuatro rabinos, tres de ellos --Aryeh Kopinsky, Calman Levine y Moshe Twersky-- tenían nacionalidad estadounidense además de israelí y el cuarto --Avraham Samuel Goldberg-- era israelí y británico.

En Har Nof viven unas 20.000 personas, judíos religiosos ultraortodoxos y nacional-religiosos. Ayer, decenas de vecinos se agolpaban a las puertas de la sinagoga atacada, que alberga una yeshiva (escuela religiosa) y estaba repleta de policías y equipos médicos.

"LOBOS SOLITARIOS" "Nunca me imaginé que pudiera pasar algo así en este barrio tan tranquilo", comentó Abraham, residente de Har Nof. Los vecinos comentaron que en otros barrios de Jerusalén se había reforzado la presencia policial, pero allí no. La policía confiesa que prevenir estos ataques es casi imposible. "Son lobos solitarios (-) No hay soluciones mágicas para incidentes como estos", advirtió el responsable de la policía israelí, Yohanan Danino.

Según la cadena británica BBC, el ataque fue reivindicado por las Brigadas Abu Ali Mustafa, brazo militar del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP). Los últimos atentados en Jerusalén --cuatro desde el 22 de octubre-- han sido atropellos y asesinatos o intentos de asesinato con pistolas y cuchillos.

La policía israelí rodeó el barrio palestino de Jabel Mukaber --donde se produjeron graves disturbios-- y arrestó al menos a 12 parientes de los atacantes. Las familias se quedarán sin casa pronto, ya que el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, ha ordenado su demolición.

El lunes ya hubo incidentes en barrios palestinos tras el hallazgo del cuerpo de un conductor de autobús palestino que apareció ahorcado dentro de un autocar. La autopsia que le practicaron señaló que había muerto por suicidio, pero ayer, el médico palestino que participó en el examen, Saber al-Alul, indicó que había muerto asesinado "por ahorcamiento".

HAMAS APLAUDE Hamás aplaudió el atentado en la sinagoga. Para el movimiento islamista es "la respuesta lógica al asesinato" del conductor. En cambio, el presidente palestino, Mahmud Abbás, condenó "la matanza de fieles en un lugar de culto en Jerusalén Oeste y todos los actos violentos". También exigió "el fin de las incursiones en la mezquita de Al Aqsa y los actos de provocación de los colonos israelíes".

Abbás fue blanco de las acusaciones de Israel. Netanyahu advirtió que "responderá con mano de hierro" y dijo que el ataque es el resultado de la incitación a la violencia por parte de Hamás y Abbás. El ministro de Economía, Naftali Bennett, aseguró que Abbás "es uno de los mayores terroristas que ha surgido del pueblo palestino" y "ha declarado la guerra a Israel". Pero Yoram Cohen, jefe del Shin Bet (el servicio de seguridad interno) opina que Abbás "no incita al terrorismo".

El presidente de EEUU, Barack Obama, calificó el ataque de "acto de terror injustificable" y llamó a israelíes y palestinos a rebajar la tensión. Washington enviará a un equipo del FBI para investigar el atentado.