Espero que en el 2017, la vida de las personas será mejor". Según afirma la cancillera alemana, Angela Merkel, este es el objetivo del contrato de coalición que ayer firmaron los líderes de las fuerzas políticas que gobernarán Alemania durante los próximos cuatro años. La frase de Merkel está en consonancia con el título del documento que recoge los términos de la alianza, Organizar el futuro de Alemania , de 185 páginas.

Sigmar Gabriel, presidente de los socialdemócratas (SPD), Horst Seehofer, de la Unión Social Cristiana (CSU), el partido hermano de a CDU de Merkel, y la propia cancillera, expresaron su satisfacción por el contenido del contrato. Cada uno de ellos había logrado introducir sus condiciones: el SPD, la aprobación por ley del salario mínimo de 8,50 euros la hora en todo el país, a pesar de la insistente oposición inicial del bloque conservador, o la posibilidad de jubilarse a los 63 años con la pensión íntegra después de 45 años cotizados; el bávaro Seehofer, un peaje para los coches matriculados fuera de Alemania que circulen por las autopistas del país, una idea que la propia Merkel había rechazado tajantemente y que, como quedó claro en la presentación pública del acuerdo, era su única preocupación; y la cancillera, que todas las promesas que contiene el pacto se hayan consensuado sin subir impuestos y manteniendo el compromiso de no incrementar la deuda.

La subida de impuestos a las rentas más altas era una de las propuestas destacadas en el programa electoral presentado por los socialdemócratas, que han tenido que renunciar a la iniciativa para que sus ya socios de Gobierno aceptaran incluir en el acuerdo la ley del salario mínimo. Durante la presentación del pacto, Merkel no perdió la ocasión para recordar que la idea no era de su agrado y que habría que hacer lo posible para que la norma no suponga la pérdida de puestos de trabajo.

El coste del acuerdo ha sido calculado en unos 23.000 millones de euros, aunque ayer representantes de la oposición elevaron la cifra a los 40.000 millones. Die Linke, uno de los dos partidos de oposición, junto con Los Verdes, llegó a calificar el pacto de "cobarde", y criticó la ausencia de la subida de impuestos para los más ricos y la asunción de la idea de Seehofer de aplicar un peaje para los coches no alemanes.