El Congreso de Estados Unidos ha cerrado esta madrugada uno de los episodios más lamentables de su historia reciente. Menos de dos horas antes de que el Tesoro se quedara sin mecanismos para seguir viviendo a crédito, la Cámara de Representantes aprobó la ley para reabrir el Gobierno y aumentar el techo de la deuda, después de que lo hiciera antes el Senado. Los republicanos reconocieron su derrota tras plantear un pulso -el sabotaje de la reforma sanitaria—que no tenían ninguna posibilidad de ganar desde el principio. Pero las diferencias no se han resuelto y, lo más probable, es que esta historia vuelva a repetirse dentro de unos meses.

La tramitación de la ley, firmada por el presidente Barack Obama, poco después de la medianoche en Estados Unidos, disipa la posibilidad de una suspensión de pagos, un escenario que podría haber dinamitado la débil recuperación de la economía mundial. "Tenemos que quitarnos el hábito de gobernar a base de crisis", ha dicho Obama en una breve intervención antes de que la ley se votara en la Cámara baja, un gesto que enervó a los conservadores. "Espero que la próxima vez no esperemos hasta el último minuto", ha remachado el presidente. Esta vez Obama ha cumplido y no ha hecho concesiones.

Votaciones

Los únicos votos en contra en las dos cámaras fueron republicanos. El recuento en el Senado se resolvió por 81 a favor y 18 en contra. En la Cámara de Representantes, por 285 contra 144. Eso significa que solo una minoría de conservadores, incluidos los presidenciables Marco Rubio, Ted Cruz y Rand Paul, se opusieron en la Cámara alta.

En la Cámara baja fue al revés. No solo porque es aquí donde anidan los sectores más ortodoxos del Tea Party, sino porque el movimiento populista, que acusó a los republicanos de conceder una "rendición total", amenazó con retar en las primarias a todos aquellos que votaran a favor de la ley. Al final, sabiendo que la batalla estaba perdida, muchos votaron 'no' por puro instinto de supervivencia.

"Nos hemos encadenado en una lucha para tratar de reducir el tamaño del Gobierno, intentando hacer lo mejor por detener Obamacare", ha apuntado el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner. "Peleamos en el lado correcto, pero al final no ganamos", ha lamentado admitiendo la derrota. John McCain ha sido más claro: "Los republicanos tienen que entender que hemos perdido".

Aunque todo esto ha sido un disparate futil y enormemente costoso por las consecuencias del cierre parcial del Gobierno, Boehner ha jugado con más inteligencia de lo que se podría pensar. Aguantó al lado de los alborotadores hasta el final para salvar su puesto de 'speaker'. Y cuando hasta Ted Cruz (Tea Party) reconoció que no había marcha atrás, accedió a que se tramitara la ley salvando al país de la suspensión de pagos. Al final, todos en su partido quedaron relativamente contentos con su gestión.

Los funcionarios vuelven al trabajo

Con el acuerdo alcanzado esta madrugada, la Administración federal se reabrirá desde hoy mismo hasta el 15 de enero y el Tesoro podrá seguir financiándose hasta el 7 de febrero. El documento final tiene 35 páginas, que abordan desde la reparación de autopistas en Colorado hasta la pensión de la viuda de un senador.

Pero el desencadenante de esta crisis, la reforma sanitaria, queda intacta. Únicamente se reforzarán los controles para evitar el fraude a la hora de acogerse a los seguros subsidiados. El acuerdo estipula además que antes de mediados de diciembre se tendrá que llegar a un acuerdo bipartidista para atajar el déficit y reformar el sistema tributario. Pero teniendo en cuenta que el año que viene hay elecciones legislativas, cuesta creer que los demócratas aceptarán reformar las pensiones o Medicaid y que los republicanos aceptarán el aumento de los impuestos.

Es decir, lo más probable es que esta refriega suicida se vuelva a repetir a principios del año que viene. Por cierto, el Tesoro y la Casa Blanca han jugado a confundir al país con la fecha límite en la que supuestamente se iban a quedar sin mecanismos para seguir tomando dinero prestado. No fue hasta el miércoles cuando el portavoz de la Casa Blanca dijo que el plazo límite era el 18 de octubre y no el 17 como creía casi todo el mundo. Y lo hizo después de evitar reiteradamente contestar a la pregunta.