La climatología está siendo el gran infiltrado de esta campaña electoral. Si la tormenta tropical Isaac obligó a retrasar el inicio de la convención republicana en Tampa y la amenaza de lluvia frustró los planes del presidente Barack Obama de aceptar su nominación ante los 74.000 espectadores del estadio Bank of America de Denver, el huracán Sandy ha paralizado la campaña a una semana de las elecciones y ha desatado las cábalas sobre su impacto electoral. Los dos candidatos han suspendido sus actos, conscientes de que la mejor manera de ganar votos en estos momentos es no perdiéndolos.

Obama fue el primero en cancelar los actos de campaña que tenía previstos en Florida para regresar a Washington, tras asistir el domingo por la noche a un mitin en Orlando. Desde la capital mandó un breve mensaje a la nación, pidiendo a los ciudadanos de la costa este que se atengan a las recomendaciones de las autoridades y se tomen con seriedad la tormenta.

ALTURA PRESIDENCIAL "No me preocupa en estos momentos el impacto en las elecciones", dijo a un pregunta de los periodistas. "La prioridad en estos momentos es salvar vidas, asegurarnos de que los equipos de rescate están en sus puestos y que la gente va a tener la comida, el agua y el refugio que necesitan en una situación de emergencia", afirmó Obama.

Romney siguió poco después su ejemplo, anunciando la suspensión de sus actos del lunes y el martes "por sensibilidad" con los millones de personas que están en la trayectoria de la tormenta. También se cancelaron todos los eventos de recaudación de fondos o la agenda de los aspirantes a la vicepresidencia.

Aunque las dos campañas podrían haberse centrado en estados bisagra como Colorado, Nevada o Wisconsin, fuera de la trayectoria de Sandy, todo el mundo coincide en que el momento exige estatura presidencial, solidaridad con los ciudadanos de la costa este y, en el caso de Obama, una buena gestión de la crisis. Con las encuestas apretadísimas, y a solo una semana de las elecciones, la respuesta que ofrezca su Administración podría ser decisiva entre los indecisos. Obama no puede permitirse nada parecido al alarde de incompetencia demostrado por George Bush durante el Katrina.

Otra cosa es saber cómo afectará el huracán al voto anticipado o incluso al día de las elecciones, teniendo en cuenta que por las dimensiones épicas de Sandy es bastante probable que millones de personas se queden sin electricidad y transporte durante días, sufran desperfectos en sus casas o se enfrenten a carreteras destrozadas.Algunos estados, de momento, han tomado medidas para adaptar el voto anticipado a las circunstancias. En Maryland, así como en el Distrito de Columbia, se cerraron ayer los colegios electorales y en Connecticut se extendió dos días más el plazo para que los electores puedan registrarse para votar.