La transparencia que Benedicto XVI está intentando introducir en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como Banco del Vaticano, ha sufrido un duro golpe. Ettore Gotti Tedeschi, presidente del instituto, dimitió poco antes de que el llamado consejo de superintendencia --una especie de consejo de administración laico-- votase por unanimidad una moción de censura en su contra. "Prefiero no decir nada, de otro modo podría solo decir palabras feas", dijo el interesado. Gotti Tedeschi había sido nombrado en el 2009 para llevar adelante la política de transparencia que Benedicto XVI estaba introduciendo en otros ámbitos, como la publicación de los casos de pederastia.

En el pasado, el IOR ha estado implicado en varios escándalos internacionales, y su ubicación en pleno centro de Roma hacía que muchos lo considerasen como un paraíso fiscal. En el 2010, Joseph Ratzinger reformó el IOR, imponiendo que aceptase las normas internacionales sobre transacciones financieras, conocidas como reglas antiblanqueo.

"LISTA DE LOS BUENOS" Benedicto XVI instituyó la llamada Autoridad de Información Financiera (AIF), que existe en todos los países, y nombró como director al cardenal Attilio Nicora, experto en economía. Sin embargo, en enero del 2012, por inspiración del cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado, y de Giuseppe Bertello, cardenal y jefe del estado pontificio, otra ley limitó los poderes de la AIF. Mientras tanto, la institución pasaba los controles de las instituciones internacionales para poder entrar en la "lista de los buenos".

Sin embargo, se disparó un pulso entre los que, dentro del Vaticano, consideraban la adhesión a las nuevas normas como una limitación y los que las consideraban un imperativo. Gotti Tedeschi estuvo enfrentado con el director general del IOR, Paolo Cipriani.