"Parece que Dios ha lanzado sobre los griegos toda la locura del mundo", se lamenta el economista Yorgos Vitros sobre los resultados electorales que han sumido al país en la fragmentación política y la incertidumbre. El, que era candidato por un pequeño partido liberal partidario de seguir las indicaciones de Bruselas pero no resultó elegido, comprende la rabia de muchos griegos que votaron por los partidos contrarios al memorando de austeridad de la Unión Europea (UE), pero advierte de que la política de estas formaciones podrían llevar al Estado griego a la bancarrota: "Y eso sería como cavar nuestra propia tumba aún más profundo".

La bancarrota y la suspensión de pagos no parece algo demasiado lejano a juzgar por un informe elaborado por el primer ministro en funciones, Lukás Papadimos, filtrado a la prensa griega: los fondos del Estado griego podrían terminarse a principios del mes de junio ya que la recaudación de impuestos se ha reducido y Grecia depende de los préstamos externos de la UE y el FMI, dos instituciones que ya recortaron el último tramo crediticio que han concedido y han amenazado con cerrar totalmente el grifo si un nuevo Gobierno no continúa con las reformas pactadas.

Cálculo y decisión

"Es cierto. El Estado no tiene liquidez para mucho tiempo y tampoco el sector privado. No estoy seguro de que la economía aguante un mes más de turbulencias políticas", asegura el exbanquero Yannis Sturnaras, director de la Fundación de Investigaciones Económicas e Industriales: "No podemos excluir una suspensión de pagos". En ese caso, explica Vitros, el Gobierno debería calcular los ingresos de los que dispondrá hasta final de año y decidir qué paga y qué no: "Sería una situación muy difícil incluso si se recortan aún más salarios y pensiones".

De acuerdo con Sturnaras, el escenario más plausible es una suspensión de pagos interna, es decir, dejar de pagar pensiones, salarios de funcionarios y gasto de servicios públicos ya que el pago de la deuda externa "está cubierto por el contrato de préstamo" con la UE, a través de una cuenta bancaria bloqueada y manejada por los representantes de la troika en la que se reciben los créditos y de la que solo una pequeña parte se destina al pago de los gastos públicos.

Ante esta situación, se multiplican las voces que creen cercana una salida de Grecia de la moneda única, aunque los analistas griegos lo creen imposible dado que la eurozona no dispone de mecanismos para expulsar a un miembro. "Hay cosas no contempladas en los tratados que podrían ocurrir. Técnicamente podría ser gestionado. No resultaría necesariamente funesto, pero no es una opción atractiva", explicó el gobernador del Banco Central irlandés, Patrick Honohan. El habitual azote de Grecia, el ministro de Economía alemán, Wolfgang Schäuble, cree que una salida del euro también acarrearía problemas para el resto de la eurozona aunque "el precio a pagar sería muy alto" para los griegos.

Consecuencias

Hiperdevaluación de la nueva moneda, inflación, recortes de pensiones y salarios, incremento del desempleo y desabastecimiento de productos básicos como el combustible, las medicinas y las materias primas que importa Grecia son algunas de las consecuencias posibles de esta salida, según Sturnaras. Y, sin embargo, hay algunos economistas como el gurú Nouriel Roubini que consideran que Grecia podría sufrir mucho más dentro que fuera del euro.