Los bombardeos de las últimas horas de la OTAN sobre Sirte, ciudad natal de Muamar Gadafi, parecen haber ayudado a los rebeldes, que este lunes han asegurado que han tomado el control de esta población. "Está confirmado que Sirte ha caído en manos prodemocráticas", ha señalado el portavoz de la insurgencia Shamsidin Abdulmolah, que ha apuntado que los rebeldes no han encontrado demasiada resistencia por parte de las tropas gubernamentales.

En Sirte, a unos 450 kilómetros al este de Trípoli, puede decantarse la suerte del régimen. En esta ciudad, donde Gadafi acostumbraba a recibir y agasajar a sus huéspedes preferidos y considerado uno de sus principales feudos tribales, la moral de resistencia de sus habitantes puede verse en entredicho ahora si los rebeldes, que han recobrado el espíritu de victoria con el apoyo aéreo internacional, mantienen la iniciativa militar. Este puerto mediterráneo está considerado uno de los escenarios claves para la supervivencia del régimen gadafista.

A raíz de los bombardeos aliados, los rebeldes han relanzado su ofensiva hacia el oeste para tratar de recuperar una serie de ciudades en manos gadafistas. De esta manera, la insurgencia intenta dar la vuelta a las derrotas sufridas antes de la intervención internacional. Así, la insurgencia ha reconquistado las ciudades de Es Sider, Ras Lanuf, Brega, Zueitina y Tobruk, mientras las tropas de Gadafi se atrincheran en el oeste.

Cae Ben Yauad

El domingo, los rebeldes libios ya se hicieron con el control de Ben Yauad, a medio camino entre el enclave petrolero de Ras Lanuf y Sirte. En Ben Yauad, las tropas gadafistas emboscaron con éxito a los ardorosos y desprevenidos milicianos rebeldes, que esta vez parecen haber enviado por delante avanzadillas de exploradores para evitar emboscadas de las tropas de Gadafi.

El enorme impulso de la ofensiva rebelde les permitió recorrer 441 kilómetros desde Bengasi en tan solo 48 horas, con la ayuda de la aviación internacional, que anuló la capacidad defensiva de los gadafistas que en algunos puntos abandonaron sus puestos en desbandada. Un corresponsal de Al Yazira explicó que en Ras Lanuf y Ben Yauad apenas hubo resistencia y que las dos localidades se encontraban casi desiertas.