Se calcula que hasta el momento estos equipos han derramado unas 3.700 toneladas de agua marina sobre dichos reactores con el objetivo de rebajar su elevada temperatura y evitar con ello una fusión parcial de sus núcleos, que supondría una nueva emisión de partículas radiactivas a la atmósfera. El resto vuelve a funcionar En cuanto al resto de reactores, la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha conseguido restablecer el suministro en el dos, por lo que vuelven a funcionar sus sistemas de control de la radiactividad y de refrigerado. Además, el 5 y el 6 se encuentran en "parada fría", término que se emplea para describir el apagado completo del reactor y que supone que ya no existe peligro alguno de fusión de su núcleo. Este lunes, la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón también ha advertido de que la presión está aumentando en el reactor número 3 de la central, por lo que podría ser necesario "ventilar" sus instalaciones para rebajarla. Este reactor es uno de los más perjudicados por el terremoto. Contener el desastre El mismo organismo ha informado de que los trabajadores que tratan de contener el desastre nuclear en la central de Fukushima podrían inhalar polvo radiactivo, aunque ha indicado que no hay evidencias de que esto haya sucedido. Desde el pasado 11 de marzo varios técnicos nucleares se encuentran trabajando en la planta para evitar una fusión en los núcleos de sus cuatro primeros reactores, cuya temperatura se disparó a raíz del terremoto que sacudió la costa noreste del país. La mayoría de las 800 personas que trabajan habitualmente en estas instalaciones tuvieron que ser evacuadas ante los elevados niveles de radiación, aunque medio centenar ha continuado atendiendo sus obligaciones a lo largo de estos 10 días.