ELECCIONES VASCAS

El PSE refuerza su llave de gobierno en Euskadi y garantiza estabilidad parlamentaria a Sánchez

Con doce escaños, dos más que hace cuatro años, los socialistas vascos garantizan la suma para la mayoría absoluta con el PNV. Unos votos que, según adelantó Eneko Andueza, estarán al lado de “quienes quieren una política alejada del ruido” y olvidándose de “mitos y aventuras”

El candidato a lehendakari por el PSE-EE, Eneko Andueza (i) y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), durante el acto de cierre de campaña.

El candidato a lehendakari por el PSE-EE, Eneko Andueza (i) y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), durante el acto de cierre de campaña. / Iñaki Berasaluce / EUROPA PRESS

Continuismo y estabilidad. Las dos premisas que aspiraban apuntalar los socialistas con sus resultados en las elecciones de Euskadi se han cumplido. El PSE logra con Eneko Andueza su principal objetivo de convertirse en llave de gobierno para seguir siendo decisivo y mejora resultados de forma significativa. Con doce escaños, dos más que hace cuatro años, los socialistas vascos garantizan la suma para la mayoría absoluta con el PNV (con un diputado de margen sobre los 38 necesarios). Los nacionalistas vascos, con Imanol Pradales al frente, resisten lo suficiente para ser primera fuerza en votos, aun empatando a 27 escaños con EH Bildu, que crece en seis representantes con la candidatura de Pello Otxandiano.

Los resultados disipan dudas sobre la reedición de la coalición entre PSE y PNV al no necesitarse un tercer actor para la gobernabilidad a lo largo de la legislatura. Andueza, en referencia a pactos postelectorales, se reafirmó en que el PSE “volverá a estar a la altura de lo que se merece la ciudadanía vasca” y que no improvisará ningún guion. Esto es, al lado de “quienes quieren una política alejada del ruido” y olvidándose de “mitos y aventuras”. La portavoz del PSOE, Esther Peña, reconoció que ahora le corresponde liderar el proceso de la formación de gobierno al PNV, pero avanzando ya que "decidiremos las políticas y condicionaremos el próximo gobierno que ponga a los vascos en el centro". "Eneko [Andueza] decidirá ahora incluso con más fuerza", concluyó.

Las expectativas en Ferraz durante la campaña fueron moderadas, apostando por mantener su actual fuerza debido a las dificultades por hacerse hueco en la pugna entre PNV y EH Bildu. El marco nacional tampoco ayudaba. Con la factura de la corrupción por el caso Koldo y el reciente castigo en las urnas recibido en las gallegas, el primer examen tras los pactos de investidura con los independentistas y el acuerdo de la ley de amnistía. Andueza, con una campaña de menos a más y pinchando a EH Bildu por no referirse a ETA como una banda terrorista, corrigió todos los errores que en las gallegas cometió el PSdeG.

Conseguir una posición de mayor fortaleza para arrastrar a sus socios a una agenda más progresista o, según su terminología, “más ambiciosa”, se consideraba ya como un resultado de nota. “Que nadie tenga la duda de que todas las personas que han confiado en el PSE, de que su voto a servir para lo que hemos dicho durante toda la campaña: garantizar políticas progresistas en Euskadi y pluralidad”, aseguró un exultante Andueza tildando de “imprescindible” el voto útil para las siglas del puño y la rosa.

Los socialistas ganan peso en un contexto de máxima dificultad y unos resultados que no esperaban ni los más optimistas ni tampoco aparecían en sus 'tracking' internos. Además, la llave de gobierno que consigue hacer valer el PSE es también garantía de estabilidad para Pedro Sánchez.

No solo por parapetar así su alianza “estratégica de presente y futuro” con el PNV, que considera socios prioritarios en el Congreso, sino porque al mantener su hegemonía, aun solo en votos, el precio exigido por Bildu para su apoyo parlamentario se contendrá. Una derrota de los jeltzales, aunque se mantuviesen en la lehendakaritza, generaría incertidumbre sobre la estrategia a seguir ante algunas voces en el Euskadi Buru Batzar que dudan sobre el rendimiento de un apoyo sin apenas fisuras al Gobierno de Pedro Sánchez.

En Ferraz no escondían su satisfacción tras el recuento electoral al superar la primera prueba de estrés a sus alianzas. La siguiente, y la más determinante, será el próximo 12-M, en las elecciones catalanas. A cinco días de que se inicie la campaña de estos comicios, los socialistas logran coger aire para afrontar la siguiente cita con las urnas.

Efecto “moral” para catalanas y europeas

Este aval en las elecciones vascas les permite pasar página de las elecciones gallegas, como reconocían en la sede federal del partido, y afrontar con mayor “moral” el resto del ciclo electoral que rematará el próximo 9 de junio con las europeas. Asimismo, contraponen sus resultados a los de los populares, con siete escaños en las elecciones vascas -uno más que hace cuatro años- y una fuerza testimonial en Cataluña. "Feijóo ha vuelto a equivocarse. Anunció un cambio de ciclo que nunca llegó a producirse. La gaviota popular ha vuelto a volar demasiado bajo", replicó Peña en contraposición a que el PSE se mantiene "como partido central de la política vasca" y "decisivos" en el próximo ejecutivo autonómico.

El sostén del PSE en Euskadi permite a Sánchez rebajar el efecto de la cuestionada hoja de ruta del Ejecutivo tras los pactos de investidura. Fuentes socialistas destacaban que en las elecciones vascas el 85% de los electores se ha decantado por formaciones del bloque de investidura.

El candidato socialista, Eneko Andueza, firma por su parte una mejoría con respecto al cosechado por su predecesora, Idoia Mendia, y de comicios anteriores. Los socialistas vascos obtienen sus mejores resultados desde 2012. La entrada en el gobierno de coalición será sinónimo de estabilidad orgánica en la federación socialista vasca, aspirando a contar con alguna cartera más que las tres actuales (Trabajo, Planificación Territorial e Industria).

La estabilidad institucional tanto en Euskadi como en el resto de España dependía en buena medida del papel de los socialistas vascos y las caras eran de satisfacción en Ferraz con la sensación de haber cumplido su misión. Pedro Sánchez siguió la noche electoral desde Moncloa y en la sede se citaron la vicesecretaria general y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, el secretario de Organización, Santos Cerdán, o la portavoz Esther Peña, entre otros dirigentes de la ejecutiva.

Debilidad del socio de coalición

Desde el PSOE se miró de reojo durante todo el escrutinio al espacio a su izquierda. Fragmentado en dos candidaturas, los resultados de Sumar, con tal solo un representante, y de Podemos, que se convierte en fuerza extraparlamentaria, dan cuenta de que la división hacer resentirse su necesaria muleta a la izquierda. Dificulta la suma del bloque progresista, pero también hace más compleja la gobernabilidad, en una situación sin margen para la geometría variable, por la confrontación entre partidos progresistas.

Los cálculos en Ferraz son que existe una bolsa de votantes de izquierda de alrededor un millón de electores que nunca elegirían su papeleta, por lo que consideran necesario movilizarlos y transformarlos en representación institucional en un contexto de política de bloques. Aunque no tienen previsto cambiar sus relaciones con sus socios de coalición, sí los llaman a "reflexionar" porque entienden que la división en varias candidaturas “no es el camino”, como ya se demostró en las gallegas y amenaza con repetirse en lo que queda de ciclo electoral.