Cierre de campaña

Sánchez denuncia una operación del PP para que la izquierda no acuda a votar

Zapatero se ha convertido durante esta campaña en uno de los grandes activos electorales del PSOE, con continuos mítines en toda España

Sánchez: "Nosotros pedimos el voto para avanzar en concordia, convivencia y derechos"

Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

Juan Ruiz Sierra

El PSOE termina la campaña como la empezó: forzado a salirse del guion. Si en el arranque fueron las listas con 44 exetarras de Bildu, un aliado fundamental del Gobierno durante esta legislatura, en el cierre ha sido la lluvia de denuncias por presunta compra de votos en diversos puntos de España. En varios de ellos hay candidatos socialistas implicados (algunos de ellos ya han sido apartados), y en otros del PP, pero el foco se está poniendo en el partido de Pedro Sánchez, que había diseñado una campaña completamente distinta: alejada del ruido y basada en la gestión del Ejecutivo. No ha sido así. El presidente del Gobierno ha intentado en estas dos semanas que los sobresaltos no le obligaran a salirse de la trayectoria fijada, pero resultaba imposible abstraerse de este ambiente alimentado por los populares, con constantes acusaciones de cercanía con la desaparecida banda terrorista y voluntad de alterar el resultado electoral. Así que Sánchez pasó a la ofensiva este viernes, durante el último día de campaña. 

El líder del PSOE acusó a los conservadores de urdir una operación para que la izquierda no acuda a votar este domingo. Lo dijo primero en Tarragona y después en Barcelonadurante el mitin de cierre, que Sánchez quiso protagonizar en la capital catalana porque esta es la principal plaza que los socialistas confían en recuperar.

“Hay que hacer de la campaña electoral un ejercicio de política útil. Aquellos que quieren hacer de la vivienda un pelotazo, de la sanidad y la educación pública un negocio, lo que no quieren es que vayamos a votar. Por eso embarran la política, insultan, descalifican”, dijo por la mañana. 

“Esa es la gran diferencia entre ellos y nosotros. Nosotros siempre hemos estado pendientes de lo que interesa a la mayoría. Y la derecha siempre ha estado pendiente de que esa mayoría no vaya a votar. ¿Por qué? En muchas ocasiones porque juegan a cuanto peor mejor, pero no es solo eso. También es porque en esta legislatura estamos demostrando que se puede subir el salario mínimo y crear empleo, que se pueden revalorizar las pensiones, que gestionamos mucho mejor la economía”, añadió por la tarde en el pabellón de Vall d’Hebron, donde compartió escenario con el candidato del PSC a la Alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni; el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa, y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. 

Zapatero se ha convertido durante esta campaña en uno de los grandes activos electorales del PSOE, con continuos mítines en toda España. En cambio, Felipe González, mucho más distanciado de Sánchez, no ha participado en ningún acto. “A ver si el PP está esperando que esta noche o mañana por la mañana aparezca un ovni para decir que la culpa es de Sánchez”, dijo Zapatero, antes de atribuir el discurso de los conservadores al “vacío de propuestas” de Alberto Núñez Feijóo.  

El goteo de casos

Los socialistas asistieron atónitos el pasado jueves al continuo goteo de presuntas compras de votos, una sensación que se vio acentuada por la investigación dentro de un caso de secuestro al número dos de los socialistas andaluces, Noel López. Denuncias de fraude electoral las ha habido en muchas otras ocasiones, sobre todo en las municipales, pero hasta ahora no se habían convertido en el principal eje de la campaña. La interpretación del PSOE es que el PP, en una actitud desesperada tras comprobar que resulta muy improbable que el domingo haya un vuelco electoral, lo está explotando porque “no tiene nada que ofrecer”. Incluso, especulan varios altos cargos, para acabar impugnando las generales de diciembre, como hizo Donald Trump en 2020.

Pero Sánchez no dedicó a esta polémica más de lo imprescindible durante el mitin en la capital catalana. El presidente se centró en las iniciativas sociales del Ejecutivo y los buenos datos en crecimiento, empleo e inflación. Tampoco dedicó apenas tiempo a la crisis territorial en Cataluña y el diálogo con la Generalitat. 

Zapatero abundó mucho más en este asunto. Si el expresidente del Gobierno tuviese que escoger una iniciativa de Sánchez al frente de la Moncloa, no sería la subida del salario mínimo, la revalorización de las pensiones o la exhumación de Francisco Franco. Serían las medidas de gracia que permitieron la salida de la cárcel de los líderes independentistas condenados por el referéndum del 1-O, un tema que ha estado desaparecido en esta campaña. “Lo tengo que decir -anunció Zapatero-. No lo dice nadie, pero lo que más valoro de Pedro Sánchez, y son muchas las cosas que valoro, fue cuando con valentía, con coraje y con convicción dijo vamos a pacificar, vamos a adoptar indultos para pacificar Cataluña”.

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