Un año de la invasión rusa

La guerra de Ucrania deja a España al límite de la munición que puede donar

28 de febrero de 2022. Estiba en la base de Torrejón del primer cargamento de ayuda militar enviado por España a Ucrania.

28 de febrero de 2022. Estiba en la base de Torrejón del primer cargamento de ayuda militar enviado por España a Ucrania. / Ministerio de Defensa

Juan José Fernández

Después de que, el pasado 28 de abril, el Ysabel A-06 llevara a un puerto polaco la más voluminosa entrega de material español de guerra para Ucrania, el embajador ucraniano en Madrid, Serhii Pohoreltsev, no mostró especial entusiasmo. Todo el polvorín transportado por el buque de proyección logística más grande de la Armada, 200 toneladas de munición además de vehículos ligeros y pesados, daba apenas para dos horas de combates, dijo entonces a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del grupo Prensa Ibérica.

Y no es que quisiera mostrarse desagradecido, era solo para explicar la magnitud de la necesidad de armamento que tiene su país en una guerra que iba a ser relámpago y ha devenido conflicto de desgaste. 

El esfuerzo que implica la guerra de Ucrania está extenuando los arsenales europeos. También los rusos. Y, por supuesto los españoles "partiendo de una gran descapitalización después de quince años sin presupuestos favorables para la Defensa", lamenta un alto oficial de las Fuerzas Armadas consultado por este diario.

España llegó al club de donantes militares para Ucrania después de años ejercicios de bloqueo presupuestario encadenados desde la crisis de la burbuja. Los arsenales estaban de por sí mal surtidos antes del 24 de febrero de 2022. "Ahora están al límite de tocar el stock de seguridad", explica la misma fuente.

Material 'surplus'

Defensa envió al frente en las primeras fases las balas de ametralladora (700.000) y proyectiles de tanque y artillería que tenía más próximos a su fecha de caducidad. Después, potentísima munición de 105 y 155 milímetros para cañones autopropulsados en pleno uso, algunos con cinco años todavía por delante. Y esos proyectiles son ahora los que más escasean en la panoplia del Ejército.

Pero la necesidad acucia de nuevo en el frente. Un par de grupos de artillería dedicados a crear cortinas de fuego (la táctica del pasado siglo que están usando ambos contendientes) gastan en una sola jornada la carga de munición que cabe en un convoy de camiones de tres kilómetros de largo, según explica un general de Artillería.

Como la guerra devora munición y la carencia es una dolencia común de unos ejércitos europeos que estaban adormecidos en la paz, la Comisión Europea está urgiendo a las fábricas a acelerar la producción.

La línea roja a la que se acercan las donaciones es el material defensivo no donable, el "necesario para nuestra seguridad", decía este miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles, al explicar por qué España no entregará a Ucrania sus carros más modernos, los Leopard 2E A6.

Los 41 donantes de armas a Ucrania hacen lo mismo. Kiev ha contenido la invasión rusa con donaciones sin que, hasta el momento ninguno de los países donantes haya tenido que comprometer su stock de seguridad. Todos los países están donando material del que los militares llaman 'surplus', o sea aquel dado de baja, o almacenado como reserva o para su venta, o a punto de desguace por haber quedado obsoleto o por disponer de otro más avanzado que lo sustituye.

29 de marzo de 2022. Un militar español entrega a uno ucraniano una ambulancia del Ejército en Polonia.

29 de marzo de 2022. Un militar español entrega a uno ucraniano una ambulancia del Ejército en Polonia. / Ministerio de Defensa

"Ser surplus no significa necesariamente que haya perdido capacidad de combate", advierte otro alto oficial, este directo conocedor de una aportación española que Defensa sigue tapando con un velo de "discreción para que no se entere quien está masacrando a Ucrania", como tiene dicho Robles.

Es el caso de los seis carros Leopard 2 A4 de los que se desprenderá España. Y de los 20 blindados TOA que zarparon de Bilbao rumbo al frente el 6 de febrero. El transporte oruga acorazado será pronto sustituido en el Ejército por modernos VAC (vehículos de acompañamiento en el combate). Y los misiles Hawk y Aspide que ha entregado España no tienen la potencia y el alcance de las baterías Nasams por las que apuesta Defensa.

De la misma forma, el centenar de vehículos blindados Mastiff que dona el Reino Unido, poderosos vehículos pesados de combate que aguantan minas, pueden cargar con un pelotón de 10 soldados y sus equipos y que tienen un arma encima... fueron jubilados en Irak, donde rindieron su último servicio.

El donante 18

"Estamos dando lo que podemos, lo que nos corresponde por peso y capacidad", resume una de las fuentes militares consultadas a la hora de comentar la aportación española.

En este año de guerra, España ha realizado 54 envíos de material bélico. De esos, 42 por vía aérea hasta una base de Polonia desde la que se surte Ucrania. Han sido 1.370 lanzacohetes portátiles C90 (de los viejos), 700.000 balas de ametralladora, una batería Aspide tierra-aire, seis lanzaderas de misiles Hawk de defensa antiaérea (el sistema tiene 40 años de edad, y el número de misiles se mantiene en secreto), cinco sistemas de defensa naval ( (la clase se mantiene en secreto), 20 vehículos TOA,10 vehículos ligeros, otros diez camiones para ingenieros, cuatro ambulancias ligeras, una ambulancia pesada, 39 generadores de electricidad, 2.000 Toneladas de combustible diésel, 5.000 cascos de kevlar, 1.784 chalecos antifragmentos, 1.300 batas, 17.500 chaquetones, la mayoría de invierno...

Esta es la lista de productos cuyo montante ha difundido Defensa. No se conoce el número exacto de otros lotes, los de fusiles ametralladores, munición de 105 mm, munición de 155 mm para artillería, obuses autopropulsados 105/14 y misiles Mistral.

Estos 54 envíos convierten a España en el donante número 18 de la lista de 41 que aportan armas a Ucrania. Pero el ranking puede ser injusto. Estados Unidos es el principal donante (ya lleva 40.000 millones de dólares gastados, contra 15.000 que planea gastar la UE) pero no en proporción a su auténtica capacidad de desplegar armas.

"Sus reservas de material son tan enormes que se permite el lujo de tenerlo disperso por el mundo", explica una de las fuentes militares que han hablado con este diario. Si hay una acción fuera de sus fronteras, a los marines les basta con subirse a su avión con su fusil y su mochila; todo lo demás estará, seguro, en un buque cerca de su punto de proyección. Un ejemplo de ello lo dio el carguero J.P. Bobo al embarrancar en aguas de Cádiz el 6 de noviembre de 1997. La base de Rota acogió la carga evacuada para reflotarlo: más de 1.000 vehículos, 30 carros y todo tipo de equipamiento para apoyar el despliegue de una importante unidad de marines.

Si en vez de 20 baterías Himars, de más de 200 que posee, Estados Unidos hubiera donado 60... "Pero se trata de graduar la ayuda, y de ser muy cuidadoso con no provocar escaladas", explica esta fuente. De toda Europa, los donantes que menos han puesto en el tablero ucraniano con respecto a su potencial han sido Bélgica y Grecia, coinciden todos los consultados.

Fase a fase

España ha ayudado a Ucrania en cinco ámbitos. Además del militar, el político-diplomático (influyendo en América Latina en pro de la condena a la invasión), el humanitario (168.000 refugiados ucranianos acogidos), el de inteligencia (el centro SatCen de satélites de Torrejón es clave) y el financiero y de recontrucción, que ya se está explorando.

Soldados del despliegue español en Letonia en la primavera de 2022.

Soldados del despliegue español en Letonia en la primavera de 2022. / Ministerio de Defensa

Hay, claro, ayuda también en las misiones OTAN: policía aérea en el Báltico, Bulgaria y Rumanía, el despliegue naval disuasorio junto al mar Negro y el envío de unidades acorazadas -Leopards modernos y cañones autopropulsados- a Letonia, a ese destacamento que quería visitar Núñez-Feijóo.

Las contribuciones españolas han ido graduándose. Empezaron siendo de material puramente defensivo, cascos, guantes, rodilleras, gafas, chalecos antifragmentos, material hemostático de urgencias, el que gasta un soldado para evitar las heridas de la metralla o estabilizar a uno que no las ha evitado.

Los envíos, en el mismo mes de febrero, pasaron después a ser armamento ligero. Entraron ahí miles de amelis. Así llaman en el Ejército a las ametralladoras ligeras que tenían almacenadas desde los años 80 (salvo para Infantería de Marina) porque tienen un defecto: no soportan bien el fuego sostenido durante días.

"En las donaciones de armas todos los países hemos ido reaccionando a la escalada que iba haciendo Rusia", explica el primer alto oficial. O sea: primero material no letal; después armamento puramente defensivo; luego armamento ofensivo; también la formación de más 800 militares ucranianos... y en el futuro, quizá cazas.

Explica la reacción paulatina otra de las fuentes: "La guerra tuvo una primera fase con una oleada de carros... y se enviaron los anticarro C90. Después vino la necesidad de artillería, y se envió munición, a pesar de que carecemos de reservas como para ser muy generosos. Cuando se hicieron indiscriminados los bombardeos sobre ciudades, se mandaron misiles antiaéreos. Ahora, en la fase de nuevo impulso ruso, corresponde el envío de los Leopard".