Una semana después de que Yana Rose, de 40 años, fuese desenterrada por la Policía Nacional de la fosa de Alzira en la que ocultó su cuerpo sin vida su marido, Michael Martin Hoseyni tras presuntamente matarla en un apartamento turístico de Sotogrande (San Roque, Cádiz), la Policía Nacional ha dado por resuelto el caso con su detención en Barajas, nada más salir del avión que lo traía de vuelta a España desde Estados Unidos.

Hoseyni, de 55 años, había regresado a su casa, en Sheridan (Denver, Colorado), tras tomar un vuelo el 11 de enero desde Milán (Italia), una vez enterrada su esposa en una finca abandonada de la capital de la Ribera. Durante siete días, agentes de la Comisaría General de Policía Judicial han estado contactando con el entorno del presunto asesino para convencerle de que, o bien regresaba a España y se entregaba, o acabaría siendo detenido por el FBI en su país y cumpliendo condena en una prisión estadounidense. 

Colorado abolió en 2020 la pena de muerte, la condena más habitual en los homicidios agravados, pero mantiene la cadena perpetua, mientras que en España, el cumplimiento máximo, en el peor de los casos, sería de 20 años –las penas por un crimen similar suelen ser bastante inferiores a ese tope máximo–.

Así las cosas, Hoseyni contrató una abogada en Madrid que es quien ha cerrado el acuerdo para la entrega, prevista para ayer por la mañana. Agentes del grupo de Homicidios de la brigada central de Policía Judicial se trasladaron al aeropuerto madrileño y, nada más salir del avión, lo esposaron y condujeron a las dependencias del equipo, en el complejo policial de Canillas.

Dejó el cuerpo junto al muro del palacete en ruinas de Alzira y luego se alojó en un hotel de València. Al día siguiente empezó el enterramiento

De la investigación llevada a cabo por la comisaría de Abastos, primero, y por el grupo de Homicidios de València, después, ha podido establecerse que el asesinato de Yana Rose se produjo, casi con toda seguridad, el 25 de diciembre, día de Navidad, en el apartamento de Sotogrande adonde habían llegado unos días antes en un coche alquilado desde Italia, donde la pareja había aterrizado procedente de EEUU para realizar un viaje por el sur de Europa.

La certeza deriva de que ese día, la madre de Yana trató en vano de contactar con su hija, a quien pretendía felicitar la Navidad. Acabó llamando a su yerno, quien mintió diciendo que Yana y él se habían peleado y que ella se había ido sin dar más explicaciones.

A partir de ahí, la madre se desesperó tratando de dar con el paradero de su hija, y acabó llamando a una amiga de la familia que reside en València. Finalmente, el 9 de enero, esa mujer acudió a la comisaría de Abastos y denunció

Su móvil delató sus pasos

El marido se convirtió en el principal sospechoso, pero había que dar con él. Para eso, había que contar con su rastro electrónico –el móvil de él, el de Yana, las tarjetas, su actividad en internet y el GPS del coche alquilado–. 

Y lo hallaron, pero dada la lentitud con que suelen responder las compañías telefónicas y los bancos, agregado a que los datos del coche debía facilitarlos la empresa de alquiler a la Policía italiana –lo devolvió el 11 de enero en el aeropuerto de Milán, justo antes de tomar el vuelo de regreso a E E UU– y los italianos a la Policía española –aún no han llegado, de hecho–, para cuando lo obtuvieron, Hoseyni ya había desaparecido.

Al menos, los datos del móvil tal como adelantó Levante-EMV, fueron los que sirvieron para reconstruir su paso por España y obtener las imágenes grabadas por las cámaras del apartamento de Sotogrande en la noche del 26 de diciembre, en las que se veía a Hoseyni arrastrando el cadáver de su mujer por los pies y metiéndolo en el maletero del coche de alquiler.

Siguiendo la geolocalización de Google Maps en su móvil, supieron que esa noche, la del 26 al 27, viajó por la AP7 siguiendo la costa, y que hizo paradas en Murcia y en Alicante. Pero no le parecieron buenos lugares para deshacerse del cuerpo, así que siguió hacia el norte, buscando la frontera para llegar a Italia.

Grabado en un híper del bricolaje

Al día siguiente llegó a València y se alojó en un hotel. La Policía sospecha que en las distintas paradas fue oteando lugares a través de Google Maps, buscando una ubicación próxima a la autopista e idónea. Y la encontró. Un camino sin salida, el del Torretxó, cerca del Hospital de la Ribera, en Alzira. Un camino que no conduce más que a una antigua finca burguesa, abandonada desde hace más de medio siglo.

Al día siguiente, bajó desde València a Alzira. Por el camino, paró en un hipermercado del bricolaje al borde de la pista de Silla –el mismo que utilizó el asesino de Marta Calvo– y compró picos y palas, además de tierra con abono para acelerar la putrefacción y la regeneración de la cubierta vegetal, tal como prueban las imágenes de las cámaras de seguridad del establecimiento, en poder de la Policía.

Luego, fue al lugar elegido y, durante varios días, la fue enterrando hasta que, concluido el ‘trabajo’, cubrió la sepultura improvisada junto al muro del antiguo palacete en ruinas, y se fue definitivamente de València hacia Milán, para llegar a tiempo de tomar el vuelo de regreso a Colorado. Finalmente, la presión policial le ha hecho regresar y entregarse.

Será llevado al juzgado de Violencia sobre la Mujer de Algeciras

Michael Martin Hoseyni, en un calabozo de la Policía Nacional en este momento, será trasladado a Cádiz en breve para ser entregado a la jueza de Violencia sobre la Mujer número 1 de Algeciras, ya que el último domicilio en España de Yana Rose fue San Roque, que pertenece a ese partido judicial.

Por ello, la jueza de Instrucción 8 de València, que llevó la causa hasta el viernes, cuando fue hallado el cadáver de la víctima. Ese mismo día, nada más confirmarse que se trataba de un asesinato y que el marido pasaba a ser el principal sospechoso, la jueza de València se inhibió en favor del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de València, en funciones de guardia. Sin embargo, siguiendo las directrices de la Ley Integral de Violencia sobre la Mujer, la magistrada valenciana también ha trasladado el caso a su colega gaditana, ya que esa norma establece que los delitos que se enmarquen dentro de la violencia de género deben ser investigados por el juzgado especializado en la materia al que corresponda su último domicilio conocido, en este caso, el de Algeciras.