A cuatro días de la fecha límite, 31 de diciembre, José Luis Martínez Almeida ha conseguido por fin un acuerdo para sellar sus presupuestos para Madrid. Y lo ha hecho haciendo virar el proyecto y las ordenanzas fiscales hacia su izquierda para poder tener finalmente el apoyo de los cuatro ediles escindidos de Más Madrid integrados ahora en el grupo mixto. Es decir, que se acabó definitivamente el idilio del PP con Vox también el Ayuntamiento de Madrid como ha ocurrido previamente en Andalucía. Los de Santiago Abascal han culminado su amenaza de querer escorar y lanzar a Almeida a los brazos de los carmenistas para utilizarlo como arma política en su contra, pero, a cambio, le ofrecen al alcalde y también portavoz del PP nacional la posibilidad de recuperar la imagen transversal y de “alcalde de todos” que consiguió durante los peores meses de la pandemia que, antes del triunfo de Isabel Díaz Ayuso el 4-M, lo convirtió en el gran activo de los populares en Madrid.

El grupo mixto acaba de retirar la enmienda a la totalidad, el as en la manga que se había guardado por si no llegaban a un acuerdo con el equipo municipal, y comienza ahora la Comisión extraordinaria de Hacienda en la que se votará la letra pequeña de la ordenanza fiscal y el presupuesto. El viraje de las cuentas municipales se deja ver en la propuesta fiscal, en aspectos culturales, de vivienda, movilidad y gasto social, sobre los cuales los cuatro ediles de Recupera Madrid han incorporado enmiendas que les permiten defender el apoyo a dos partidos liberales como PP y Ciudadanos bajo el argumento de que centran el proyecto y de que eliminan cualquier referencia que evoque a Vox.

Por su parte, el equipo de gobierno pone el foco en la necesidad de tener unos presupuestos que, sin ser los que les hubiese gustado tener, les permite dar salida a las inversiones y gastos necesarios para la consolidación de la recuperación económica madrileña tras la crisis sanitaria de estos dos últimos años.

El cambio de socios de Almeida, en el que la vicealcaldesa Begoña Villacís y líder de Ciudadanos en Madrid se ha volcado en las últimas semanas para que el rechazo de Vox pudiera tener un resultado incluso positivo en la ciudad, se ha traducido también en una diferente puesta en escena respecto a los presupuestos pactados por Isabel Díaz Ayuso con Rocío Monasterio en la Asamblea de Madrid.

A diferencia de lo firmado entre populares y el grupo parlamentario Vox, escueto, sin apenas explicaciones y directo a los 13 puntos acordados de manera sucinta, el documento del pacto firmado entre PP, Ciudadanos y Recupera Madrid incluye un prólogo para explicar la motivación del acuerdo alcanzado, en el que todas las partes justifican por qué han optado por darse la mano siendo formaciones ideológicamente tan opuestas.

El alcalde necesita explicar ante sus votantes, y un electorado de Vox al que su partido quiere atraer, por qué prevalece la necesidad de sacar adelante unos presupuestos ante las dudas sobre sus nuevos socios. Los carmenistas, por su parte, necesitan aclarar a todo el electorado de izquierdas, desde los más moderados a los más radicales, por qué han facilitado a Almeida un proyecto de semejante envergadura que le facilita la gestión de todo el año próximo. En Ciudadanos, miran hacia un lado y otro convencidos de que lo mejor que les ha podido pasar es quitarse a Vox de en medio y que los de Recupera Madrid son más posibilistas que sectarios.

Junto a esas consideraciones previas, el pacto incorpora también propuestas que, según los firmantes, están extraídas de las enmiendas presentadas por los otros dos grupos de izquierdas, Más Madrid y PSOE. Otra diferencia más con los presupuestos de Ayuso, que pactó con Vox no aceptar una sola enmienda de la oposición en la Asamblea. Y un argumento para que los carmenistas puedan a su vez frenar a quienes desde la izquierda quieran criticar tanto el contenido de los presupuestos como el apoyo del grupo mixto a los mismos.

El pacto ahora sellado y que incorpora cerca de 60 puntos, superó su principal escollo antes del día de Navidad, tal y como adelantó El Periódico de España. El aspecto fiscal, focalizado en la bajada generalizada del IBI que había propuesto el equipo de gobierno, fue lo que estuvo a punto de hacer saltar por los aires la negociación. Los carmenistas apostaban inicialmente por una fórmula que favoreciera a los inmuebles de menor valor y que el coste de esa ayuda lo pagaran los de mayor superficie (tanto si eran residenciales como del sector terciario). Pero tras ver que los máximos propuestos por ambas partes no eran conciliables, finalmente, el equipo de gobierno ha aceptado la propuesta del grupo mixto, que tenía dos objetivos claros: evitar lo que llaman “regalo fiscal” a los inmuebles de mayor valor y ayudar a los de menor peso catastral. De este modo, Almeida y Villacís han aceptado finalmente eliminar esa bajada generalizada que supondría un ahorro de 60 millones para los madrileños, según el cálculo de la Delegación de Hacienda, y establecer una bonificación a los titulares de viviendas cuyo valor catastral no supere los 300.000 euros