Varios testigos vinculados al PP han desmentido en el juicio por la caja b que el que fuera tesorero del partido, Álvaro Lapuerta, cuando Luis Bárcenas era gerente, presentara ya entonces signos de demencia, como aseguró el acusado Cristóbal Páez, que trabajó con ambos como adjunto a la Gerencia.

En esta quinta jornada de juicio han empezado a desfilar los testigos, la mayor parte trabajadores del PP cuando ocurrieron los hechos que se están dirimiendo, principalmente si se pagó en negro la reforma de la sede del PP en la calle Génova entre 2005 y 2010.

Cristóbal Páez fue quien introdujo la sospecha sobre el estado de salud de Lapuerta en esas fechas al asegurar que cuando entró a trabajar como adjunto a la Gerencia con Bárcenas, ya vio al entonces tesorero "muy mayor" y con ciertos signos de "demencia".

El arquitecto Gonzalo Urquijo, propietario de la empresa que hizo la reforma, dijo que Lapuerta tenía un grado de demencia "importante" para negar que hubiese participado en una reunión con él donde acordaran pagar parte de las obras en b, desmintiendo así la versión que dio Bárcenas.

Bárcenas, por su parte, mantiene que todo lo que hizo con respecto a la caja b o a reforma fue por orden de Lapuerta, que era quien disponía del dinero que entraba en el partido.

Jesús Santos, el abogado que representa al PP, al que la Fiscalía exige la responsabilidad civil como partícipe a título lucrativo, ha aprovechado la presencia de testigos que por aquel entonces trabajaban en el partido para preguntarles cómo vieron ellos a Lapuerta.

"Cuando se le pasaban a firmar cosas, este señor se quedaba dormido", ha dicho Luis Molero, encargado entonces del departamento de caja del partido, que luego ha matizado que pese a ser un hombre "mayor", tenía "la cabeza perfectamente".

Su compañero en la caja, que también ha declarado, pese a no tener casi relación con Lapuerta ha descartado que estuviera "senil" y ha recalcado que tenía "una conversación bastante fluida".

"Era un hombre muy agradable, muy culto y con la cabeza en su sitio", le ha respondido también a Santos Antonio de la Fuente, cuñado de Bárcenas y que trabajaron juntos en la Gerencia.

En lo que también han coincidido estos mismos testigos, incluido su cuñado -que ha asegurado que nunca han hablado de sus "famosos papeles"-, es en describir a Bárcenas como una persona "hermética", "introvertida", "distante" y "de pocas palabras" y con amplios poderes económicos en el partido.

Han corroborado que era suyo el control de los temas económicos, y el exresponsable de la caja ha afirmado que "el 99 %" de las veces era él quien le entregaba el dinero de los donativos, que podía ser de 50.000 a 100.000 euros, para ingresarlos en el banco.

Molero y su compañero han ratificado que ese dinero se lo daban ya fraccionado en sobres y que, si bien sabían que eran donativos, no sabían de quiénes procedían. "Él me decía: 'Ingrésalo en tres ingresos'. Cosa que yo hacía tranquilamente y fuera", ha dicho Molero.

En un mismo día, han dicho, podían hacer varios ingresos de cantidades que podían oscilar entre los 6.000 y 15.000 euros, nunca mucho más, y que consideraban que no estaban haciendo nada ilegal. "A mí me daban órdenes y yo las cumplía", ha dicho Molero; "Yo hacía lo que me ordenaban", ha añadido el que trabajaba junto a él.

A preguntas del fiscal, Molero ha admitido que Bárcenas le pudo pedir algo de dinero de la caja en alguna ocasión, pero nunca grandes cantidades como las que reflejan sus papeles, porque "esas cantidades no se han tenido en caja nunca".

En el mismo sentido se ha pronunciado un auditor del partido, quien ha negado que se pueda "silenciar una salida de caja de esas cantidades" y ha defendido que "el señor Bárcenas seguía las reglas de funcionamiento del partido más que nadie" "¿Cómo se le va a ocurrir al gerente ir a sacar dinero, a meter dinero a la caja oficial? Es imposible", ha asegurado.