Las memorias de Baltasar Garzón (Torres, Jaen 1955) son una aproximación a su calvario particular cuyo origen sitúa en la investigación de los GAL y cuyo último episodio es su inhabilitación como juez a raíz de sus pesquisas sobre el caso Gürtel.

-En el capítulo dedicado a los GAL se pregunta si el lector se acuerda de ese «desastre». Habrá jóvenes que tal vez se hayan interesado tras la referencia que hizo Pablo Iglesias en el Congreso. ¿Qué pensó cuando le escuchó hablar de la cal viva?

-Para mí siempre está presente que la defensa del Estado de derecho hay que hacerla desde la legalidad y no tengo ninguna duda de que Pedro Sánchez, que es quien estaba en ese momento, está totalmente comprometido con la legalidad. Creo que la referencia histórica no es mala pero faltó decir que sí hubo respuesta desde la justicia. Contra toda voluntad política, los GAL se investigaron.

-En distintos casos, por ejemplo en el de Sogecable, habla de la fabricación de informes falsos. En ese caso en concreto para buscar «mierda» sobre usted. Eso era a mediados de los 90 pero ahora con el llamado ‘Fernandezgate’ las víctimas han sido políticos independentistas. ¿Es una práctica habitual?

-Es una práctica al amparo de una malvada visión de la razón de Estado. Esta debe ser la razón democrática, la de los ciudadanos y su protección. Desde luego no se les protege buscando suciedad, buscando de forma ilícita ámbitos que después se utilizan de forma espúrea para forzar situaciones. Quien hace eso está quebrantando el Estado de derecho y contribuyendo a generar desconfianza hacia las instituciones.

-La presentación de su libro ‘En el punto de mira’ en Barcelona ha coincidido con la polémica por la instalación de la estatua decapitada de Franco. Hay quien lo considera una provocación.

-Creo que lo que se ha pretendido con la exposición es confrontar el fascismo frente a la democracia. Si ha generado un debate y si hay víctimas del franquismo que se han sentido ofendidas, amerita una explicación constructiva. La alcaldesa tiene una línea muy definida de defensa de la memoria histórica y de compromiso antifranquista. A veces se hacen cosas de buena voluntad que no son totalmente comprendidas. Ahí es donde el político debe contribuir a esclarecer esa duda.

-El periodista José Martí Gómez describe a los imputados por la ‘Gürtel’ como atracadores de moqueta. ¿Le parece una buen descripción?

-Todo lo que diga José Martí me parece bien dicho. No tengo autoridad para discrepar de él. Me parece una definición periodística acertadísima. A lo mejor añadiría ‘o de salón’ porque es en los salones donde se cocía esto.

-‘Gürtel’, ‘Púnica’, ‘Taula’… pero el PP gana las elecciones.

-Esa es una de las grandes contradicciones sobre las que algún día tendremos que reflexionar en España. Yo no las puedo comprender ni las puedo aceptar. Respeto que cada uno vote a quien quiera votar pero eso no quiere decir que sea correcto. No es correcto votar a quien no es transparente, a quien no favorece un gobierno limpio, decente.

-Relata una conversación con Felipe González y llega a la conclusión de que nunca se luchó en serio contra la corrupción en su partido y en el Gobierno. ¿Es lo mismo que le pasa a Rajoy?

-Es la carta que le dirijo a Felipe el 18 de abril de 1994 en la que le presento la dimisión y le digo que no estamos asumiendo nuestro compromiso de lucha contra la corrupción y no lo hemos explicado a la gente.

-¿Pero Rajoy actúa ahora como lo hizo entonces González?

-Yo no le he escrito a Rajoy. Pienso que pasa más tiempo defendiéndose y viéndolas venir que tomando decisiones. Considero que si una persona ha sido citada y recontracitada debería ofrecerse al tribunal para explicarse.

-En su libro sorprende la dureza con la que habla de Juan Antonio Belloch. ¿Era tan cínico como usted lo retrata?

-Yo he tratado de reflejar lo que viví. No tengo ninguna animadversión contra él. No somos amigos aunque me abrazó cuando ganamos las elecciones. Yo he procurado ajustarme a los hechos. Lo que hizo Paesa y lo que hizo cada uno. Yo lo viví en primera persona. Yo he estado investigando los papeles de Laos, los papeles del Cesid, el GAL. No olvide que se creo un grupo para acabar conmigo. Años después cada uno de esos partícipes vino a verme y me dijo «no fui yo», «no quise», «me ordenaron». Bueno, esta es la vida.