El Palacio de Congresos de Cataluña se llenó ayer cuando el expresidente francés Nicolas Sarkozy exhibió su frente común con Mariano Rajoy y Xavier García Albiol. La diferencia de altura física entre el primero (1,65) y los segundos (1,90 y 2,01) nada tuvo que ver con el elevado volumen con que el expresidente francés lanzó sus breves pero contundentes palabras. En francés y con una frase en castellano, consiguió en varias ocasiones poner en pie de la emoción a las más de 2.000 personas congregadas, algunas de ellas con enormes rojigualdas.

El propio Sarkozy admitió que nunca ha hecho política española y por eso evitó entrar en grandes disquisiciones. Pero lanzó la frase que los populares esperaban como agua de mayo. "Europa y Francia necesitan una España fuerte y unida. Viva Cataluña y visca España", proclamó mezclando español y catalán. Lo dijo también en su lengua materna (con traducción en una pantalla gigante tipo karaoke). Una y otra vez. Alto y claro. Rotundo. "Solo hay un camino para sobrellevar las crisis, y es el de la unidad. Aquellos que dividen son débiles. Los que se juntan son fuertes". Aplausos y ovación: "¡Presidente, presidente, presidente!".

EL "AMIGO MARIANO" El dirigente francés, que se dirigió a Rajoy como "Mariano", no dejó de calificarle de "amigo" y de expresar que estará al lado del PP las veces que haga falta. Recordó, por ejemplo, cuando era ministro del Interior y contribuyó a luchar contra "los terroristas más crueles" de ETA.

Habló del líder del PP como un "hombre de palabra" y un "patriota inquebrantable" y volvió a regalarle los oídos a él y a la concurrencia cuando afirmó que las elecciones del 27-S son un "problema" no solo para Cataluña y España, sino para toda Europa, "porque Europa necesita una España unida". La presencia de Sarkozy --a su esposa, Carla Bruni, no se la vio-- en el cierre de campaña del PP trataba de reforzar de golpe la mayoría de tesis, consecuencias económicas al margen, que los populares han esgrimido en estas dos semanas: apoyos internacionales contra la independencia; imagen de partido de gobierno frente a otros que lo pretenden (Ciudadanos); respaldo de sus compañeros de filas a nivel europeo (como el propio Sarkozy o Angela Merkel...)...

Rajoy, verdadero candidato del PPC a lo largo de esta semana (patinazos incluidos), volvió a reclamar el voto a los no soberanistas para que "Cataluña no se quede paralizada y no se estanque por las ideas delirantes". Lo más nuevo de su discurso fue agradecerle al concejal de Barcelona Alberto Fernández Díaz que sacara la bandera española en la plaza de Sant Jaume cuando Alfred Bosch (ERC) mostró la estelada. El mismo respaldo lo mostró Albiol, que acabó la campaña con una expresión muy suya pero que no había empleado en estas dos semanas: "Me siento muy orgulloso de haber limpiado mi ciudad de incivismo y delincuencia, como hizo Sarkozy cuando era ministro del Interior".