Si el martes había inyectado cierta tranquilidad en las autonomías al decir que no recaerá sobre ellas el nuevo ajuste dictado por Bruselas, ayer el Gobierno volvió a inquietarlas. El jefe del Ejecutivo quiere impulsar la unidad de mercado en España a través de una armonización de las leyes económicas de las comunidades. Al igual que ocurre con los estados miembros de la UE, las autonomías, señaló Mariano Rajoy, deben dotarse de "normas comunes". El presidente intentó poner la venda antes de la herida --"mi interés no es hacer tabla rasa del régimen autonómico", explicó--, pero su pretensión puede causar mucho escozor en algunos territorios.

A principios del 2011, cuando José Luis Rodríguez Zapatero abogó por aumentar la coordinación entre regiones, unificar los horarios comerciales y reducir las actividades sometidas a licencia municipal (iniciativa que quedó en nada), CiU habló de una nueva Loapa, en referencia a la uniformidad automática de las competencias reguladas en la ley de 1982. Ayer, tras el anuncio de Rajoy, fuentes gubernamentales señalaron que la pretensión de unificar leyes autonómicas estaba en el programa del PP, que el Gobierno socialista lo intentó y que el Ejecutivo quería ir "más allá" de lo trazado en su día por Zapatero. Pero no concretaron.

SIN ACLARACIONES Tampoco aclaró Rajoy, en el pleno parlamentario, qué tributos subirá para hacer frente al nuevo objetivo de reducción del déficit impuesto por el Eurogrupo, que el lunes situó el porcentaje en el 5,3%, cinco décimas por debajo de lo que el presidente, amparándose en la "soberanía nacional", había fijado. El ajuste implica un ahorro adicional de 5.400 millones sobre los 37.500 que el Ejecutivo ya había anunciado, así que los portavoces parlamentarios le pidieron que aclarase las palabras de su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que el día anterior dijo que se recurrirá a una subida "equilibrada" de la presión fiscal.

Rajoy --tildado por varios grupos de "soberbio", "prepotente" y "maleducado"-- dio por toda respuesta: "No sé a qué viene esa presión para que cuente ya unos presupuestos que aún no ha aprobado el Consejo de Ministros. Cuando los aprobemos, el día 30, veremos qué pasa con los ingresos y con los gastos". Fuentes del PP dan por hecho que la subida tributaria se centrará en el alcohol y el tabaco, medida que también pide el PSOE.

Nada de eso, en cualquier caso, pudo desprenderse de las palabras de Rajoy. "Díganos qué impuestos va a subir. Y si no, díganos por qué no nos lo dice", le pidió el líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. Todo en vano. El presidente, eso sí, dio la vuelta a la interpretación más extendida tras el correctivo impuesto por Bruselas. Rubalcaba sostuvo que el baile de porcentajes era una "chapuza" que había hecho "mucho daño" a España, pero Rajoy le contestó que no, que lo que hizo el Eurogrupo al dictar una cifra distinta fue "avalar" las reformas del PP.

Cuando la oposición le reprochó que hubiera diseñado un déficit sin el plácet previo de la Comisión Europea, respondió que fue un órdago que llegó a buen puerto. "De no haber actuado así, quizá ahora seguiríamos con el objetivo del 4,4%", dijo, en referencia al límite inicialmente trazado por Bruselas.

Fue un debate denso, en el que se vio a un Rajoy abrumado. "Ahora empiezo a entender a Zapatero cuando hacía aquellas intervenciones que nos parecían monumentales. Eso no quiere decir que lo justifique, pero es que es muy difícil", admitió.