Hace ya algunas semanas que los anuncios de la televisión son prácticamente monotemáticos, juguetes y más juguetes. Hace casi un mes que en los buzones de los domicilios empezaron a recibir imponentes catálogos cuyo target son los más pequeños de la casa. Y si hablamos de centros comerciales, hace días que el juguete es el centro de todo. Estamos en ‘preNavidad’ y la adquisición de juguetes se dispara. Con ello, lo que continúa desorbitado es la focalización sexista que se sigue existiendo a la hora de presentar los juguetes a la sociedad. Ya no es solo rosa o azul, pelota o muñeca. Existe un gran número de factores y detalles que indican que los mensajes que se lanzan separan a las niñas de los niños con contenidos estereotipados. Es uno de los ejemplos más claros de segmentación de la sociedad.

Ante tal panorama, ante tal dificultad por atajar un problema que lleva décadas en nuestra sociedad, los pasos y los avances que se dan son pequeños, pero necesarios para intentar evolucionar. Para ir concienciado a esos padres y padres; y a la población en general, el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM ) ha impulsado una campaña coeducativa bajo el lema ‘Nuestro futuro está en juego’.

EL DECÁLOGO

El IAM ha marcado un decálogo, en voz de las niñas y niños andaluces, para ayudar en la elección de juguetes y juegos. Un auténtico manifiesto con diez consejos para educar jugando por la igualdad.

1. BASTA DE DECIR “ESO ES DE CHICAS” O “ESO ES DE CHICOS” 

Son etiquetas sociales que limitan nuestro crecimiento. No queremos jugar solo a cuidar y a estar guapas por ser chicas. O solo a ser activos fuera de casa por ser chicos. Queremos juguetes que rompan los modelos sexistas. 

2. ELEGID SEGÚN NUESTRA EDAD O NUESTRAS AFICIONES

Muñecas para ellas y balones para ellos es sexista y poco original. Hay montones de opciones si os fijáis, por ejemplo, en lo que nos gusta hacer: un instrumento musical si nos encanta la música. O en la edad: una cocinita con 3 años y un telescopio con 9. ¿Qué más da si somos chico o chica?   

3. QUEREMOS DIVERSIDAD

Hay juguetes que enseñan, divierten y encima nos ayudan a conocer todas las capacidades y habilidades personales. Y nos encantan las diferencias de género, origen o cultura, familiar que vemos en la calle, en el cole, en la tele: ¡somos iguales, somos diferentes!

4. NI TODO ROSA, NI TODO AZUL

Unos patines amarillos, un correpasillos verde o una cocinita de madera… Hacer de color femenino o masculino algunos juguetes que se supone que eran mixtos, por ejemplo, tampoco nos gusta.

5. EN CASA Y EN TODO EL MUNDO

Mientras que los muñecos de acción para chicos vuelan y controlan el destino del mundo, las muñecas para chicas preparan comiditas y se ponen guapas sin casi moverse. ¡Ya está bien! Queremos juguetes para cooperar y compartir espacios, tanto fuera de casa como dentro.

6. NO A LA VIOLENCIA

Evitad juguetes, juegos y videojuegos violentos, sobre todo si tratan mal a las mujeres o si ellos son demasiado agresivos. Mejor los que resuelven problemas de forma positiva y constructiva. Y los que necesitan que cooperemos, tanto vídeo juegos, como juegos de mesa, de naturaleza, de deporte o de imitación…

7. SÍ AL CUIDADO

Los chicos también necesitamos practicar esos comportamientos que siempre dicen que son de chicas. Aprender por igual a cuidarnos y a cuidar a otras personas, a ser papas o mamás, a expresar sentimientos y afectos, y a cuidar de la casa, la limpieza, cocinar, coser, hacer la compra... 

8. ¡OJO CON LA IMAGEN QUE DAN ALGUNOS JUGUETES SOBRE EL CUERPO!

En los juguetes, las medidas de las cinturas femeninas o de los músculos masculinos no son nada normales, la verdad. Si queremos imitarlos, peligra nuestra salud física y psíquica en la adolescencia. Evitad juguetes y videojuegos en los que las chicas son objetos sexuales o decorativos.  

9. QUEREMOS ESTAR EN TODAS PARTES

Buscad libros, juguetes, juegos y videojuegos en los que salgamos y participemos por igual. Colad una mujer en el equipo de bomberos. O un compañero en la reunión de muñecas. También ayuda si papá juega con nuestra cocinita y mamá con nuestra nave espacial. ¡Y cuidado con el lenguaje sexista, que también nos enseña desigualdad!

10. Y HABLEMOS MUCHO 

Mientras vemos los anuncios, preguntadnos: ¿Por qué todos los anuncios de bebés son para niñas? ¿A las chicas solo les gusta el rosa? ¿Por qué las guras de acción son siempre masculinas? ¿Los chicos no saben cocinar o qué? Ayúdanos a abrir nuestro mundo, porque solo con el rosa y el azul, nos estamos perdiendo casi todo el arcoíris.

NO EXISTE EL JUGUETE SEXISTA

La consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz, fue la encargada de presentar la campaña coeducativa del juego y el juguete no sexista y no violento. “La población infantil y juvenil no distingue entre juguetes de niños o de niñas hasta que se lo dicen las personas adultas. Los niños y niñas lo que saben es de los juguetes que les gustan y los que no, por eso debemos dejarlos elegir en libertad”, destacó la consejera durante su intervención. Para Ruiz, “jugar es una cosa muy seria ya que es la base del aprendizaje y tiene importantes consecuencias en el desarrollo como personas adultas”.

La máxima responsable de las políticas de igualdad en Andalucía manifestó que “si desde la escuela y la familia se potencia que niñas y niños jueguen a todos los tipos de juegos sin tener en cuenta las diferencias de género, y que reflexionemos sobre la influencia que los juegos violentos tienen en su desarrollo, estaremos facilitando la adquisición de habilidades, comportamientos, actitudes y valores necesarios para conseguir una sociedad más igualitaria, equitativa y solidaria”.

“Si queremos frenar las desigualdades de género aún existentes, como la brecha salarial, la feminización y precarización de determinadas profesiones, avanzar hacia una conciliación real, implicar a los hombres en los cuidados o erradicar las violencias machistas, hay que tener en cuenta todas las variables que inciden en estas brechas de género. Y, sin duda alguna, el juego y los juguetes son una de ellas”, sentenció la consejera.

La consejera Rocío Ruiz, durante el acto de presentación de la campaña

El lenguaje, los colores, las posturas, los gestos, el tiempo en pantalla… Todo suma y todo resta. Empezando por la industria de los juegos y juguetes; y acabando por las madres y padres, nuestra sociedad se ha acostumbrado a condicionar las actividades de los niños y niñas. La libertad de elección es prácticamente nula. Es imposible hacer caso omiso de los estímulos que nos dicen que un coche es para un niño o que una cocinita es para una niña. Ese “-ita”, ese diminutivo, también es un recurso utilizado para vender productos ‘destinados’ a las niñas. ¿Es posible escapar?

ESTUDIOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Los estudios donde se tienen en cuenta la perspectiva de género comenzaron a realizarse a mediados del siglo XX. En España, el primero llegaría precisamente en Andalucía, sobre la campaña de juegos y juguetes 2012/13, realizado por el Observatorio Andaluz de la Publicidad no Sexista (hoy denominado Consejo Audiovisual de Andalucía), que concluía que “el 80% de los anuncios de juguetes analizados tiene connotaciones sexistas” y afirmaba que “la autorregulación no ha posibilitado los cambios que convendría introducir en el sector, en el que persiste un marcado carácter sexista y estereotipado tanto en su producción como en su publicidad”.

Así, en un reciente informe del Instituto de estudios de género de Dinamarca para la firma LEGO se recoge que los sesgos de género más recurrente que se transmite a través del juego es el de la exclusión de las niñas del ámbito científico y tecnológico. En esta misma línea, el Consejo Audiovisual de Cataluña en su estudio sobre la campaña de las pasadas Navidades explica que, a las niñas, en el 74% de los vídeos, se les proporcionan juguetes con los que pueden recrear el rol de la maternidad y de cuidado de personas o animales mediante un entorno de color rosa o de tonos pastel. En cuanto a los niños, en el 58% de los vídeos se les presentan juguetes que implican acción y espíritu competitivo.

Con todo, está claro que por delante no hay una tarea fácil, pero es compromiso de todos los entes participantes que los hombres y mujeres del futuro puedan aprender, jugar y crecer con total libertad.