El IES Luis de Góngora arranca este nuevo curso con un aumento de los apadrinamientos en Etiopía, gracias a la aportación de toda la comunidad educativa y la colaboración con la ONG británica Linkethiopia, con la que trabaja desde el año 2000. En todas las actuaciones que se han venido realizando, ha participado el profesorado, el alumnado y las familias que forman parte de esta institución educativa.

Este instituto ha llevado a cabo en los últimos años diferentes campañas, de apadrinamiento y voluntariado, impulsadas por el coordinador del proyecto bilingüe del centro, César Morales, que hacen posible la entrega de material escolar y la ayuda a personas necesitadas. En 2015 siguen los apadrinamientos y sigue creciendo la recaudación y, por consiguiente, el número de niños etíopes apadrinados.

Sin duda, un esfuerzo que está mereciendo la pena, ya que con su apoyo están contribuyendo a cambiar la vidas de muchos niños a través de la educación. Niños que tendrán la oportunidad de seguir estudiando o, sencillamente, de comenzar a estudiar, y así, estar un poco más cerca de obtener un futuro brillante. Esta oportunidad formativa que les ofrece el IES Luis de Góngora, constituye una posibilidad de transformación para su comunidad, y su cualificación será la llave para elevar la calidad de vida de su entorno más cercano.

Asnaku, Habtam o Tamiralech, con piel de ébano y sonrisa de marfil, son tres de los adolescentes etíopes que comienzan el curso con ilusión y entusiasmo, mientras sus familias, generalmente monoparentales, o tutores legales por orfandad, tienen puestas todas sus esperanzas en que puedan conseguir un oficio.

Según datos de UNICEF la mortalidad infantil en Etiopía es de 164 por cada 1.000 niños, y la esperanza de vida de esta zona es de 48 años. Sólo el 22 por ciento de la población tiene acceso a agua potable, y la asistencia sanitaria sólo alcanza al 13 por ciento de la población. A estos datos hay que sumarle los relacionados con la educación, ya que el índice de alfabetización adulta es del 42 por ciento, y el índice de escolarización en educación primaria apenas alcanza el 31 por ciento.

Unos datos que revelan la situación de esta región en la que la educación y la sanidad, así como el suministro de agua o luz, brillan por su ausencia. Por ello, estos jóvenes tienen la posibilidad de aportar su granito de arena y llegar a ser maestra, enfermera, fontanero o electricista, para así poder hacer la vida más fácil a la sociedad de la que proceden y ayudar a sus familias.

Iniciativas como la de este instituto cordobés pueden ser la clave, o al menos un impulso, para cambiar la vida de muchas personas que se encuentran en situación de desventaja. Una pequeña contribución que puede lograr grandes cambios en la sociedad etíope y servir como fuente de esperanza para sus habitantes, ofreciéndoles una herramienta tan valiosa como lo es la educación.