El clásico no se cumplirá este año, una vez más. El Ibex 35, el índice de la bolsa española, se ha quedado muy lejos de las tradicionales previsiones de rentabilidades entre el 10 y el 15 por ciento que, de manera genérica, se anunciaban en los últimos días de cada diciembre. 

A punto de cerrar un ejercicio tan caótico como 2021, el selectivo español apenas ofrecerá una rentabilidad media positiva -descontada la inflación- descolgándose así del resto de plazas europeas. 

Sin embargo, hay que poner las cosas en contexto: el Ibex ha perdido peso específico e interés por parte de los grandes inversores globales dado su tamaño, reducido, y de su excesiva dependencia de sectores, como el bancario, y la poca presencia de compañías tecnológicas y de alto valor añadido.

Además, también hay pocos fondos indexados -EFTs- que replican el índice, lo que provoca una fuerte volatilidad. 

Sin embargo, y sin poner demasiado énfasis en una determinada cota de rentabilidad, buena parte de los analistas considera que, debido a los resultados de este año, la renta variable española tiene uno de los mayores potenciales de crecimiento para el año próximo. 

En concreto, y según una encuesta de eToro, un 46 por ciento de los analistas consultados creen que el Ibex podría tener mejores resultados que el Nasdaq 100 y el Euro Stoxx 50, los dos índices de referencia de los mercados estadounidenses y europeo, respectivamente. 

Los analistas miran hacia el pequeño sector tecnológico, el industrial, las compañías energéticas y renovables, farmacéuticas y vehículos eléctricos. En otra mirada, firmas como Bank of America o Deustche Bank, también apuestan por el índice español señalando, aquí sí, rangos de rentabilidad que van desde el cinco al 14 por ciento.