El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, que siempre ha clamado por una reforma laboral profunda, señaló ayer la rebaja de sueldos y de precios como la vía más rápida para salir de la crisis. Fue su peculiar manera de prestar apoyo a la reforma laboral del Gobierno, sin citarla, ya que esta favorece la rebaja de salarios en la negociación colectiva.

En la apertura de una jornada de homenaje a Luis Angel Rojo --exgobernador del Banco de España, que falleció el año pasado--, Fernández Ordóñez criticó la "falta de ambición en el proceso de reformas estructurales" por parte de los gobiernos europeos durante la etapa de "euforia" que siguió a la introducción del euro. Describió la grave situación de la economía como un problema de competitividad derivado de los altos niveles de endeudamiento público y privado acumulados en los años de bonanza, y subrayó que con el euro los gobiernos ya no tienen a mano la palanca con la que hasta ahora los países salían de la crisis: la devaluación de la moneda.

DEVALUAR SALARIOS Tradicionalmente, la devaluación de la peseta y el empobrecimiento del país en relación a sus socios permitía vender más barato en el exterior y hacía de la exportación, la industria y el turismo los motores de salida de la crisis. "Ausente la posibilidad de la devaluación cambiaria", el gobernador defendió el abaratamiento de los costes de producción por la vía de reducir precios y salarios. Es lo que se conoce como "devaluación interna": si no se puede depreciar la moneda, hay que devaluar los salarios. Para Fernández Ordóñez, "el ajuste de precios y remuneraciones, junto con los aumentos de productividad derivados de una mejor gestión del trabajo, son la única alternativa disponible a muy corto plazo para impulsar y recuperar la competitividad".

Esta es la filosofía que, reforzada por el abaratamiento del despido, subyace en la reforma laboral que ha aprobado el Gobierno de Mariano Rajoy y que la titular de Empleo, Fátima Báñez ya ha empezado a negociar con los grupos políticos. La ministra se reunió ayer con el portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran Lleida, y seguirá con el resto.

Eso, pese a que el presidente del Gobierno advirtió ayer desde Londres de que no va a haber "cambios sustanciales" en el decreto durante su tramitación parlamentaria como proyecto de ley. El mensaje del jefe del Ejecutivo tenía como destinatarios a los líderes sindicales de UGT y CCOO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, quienes, tras el éxito de las protestas del domingo, han pedido una reunión con el presidente para intentar modular la reforma.

El exabrupto del presidente de la Comisión de Economía de la