El Banco Central Europeo (BCE) destacó que sus inyecciones masivas de liquidez a las entidades financieras han permitido no sólo mejorar el mercado interbancario, sino bajar "muy significativamente" el interés por la deuda pública, sobre todo en España e Italia. "Esta política comienza a dar sus frutos", destacó en una entrevista publicada hoy por "Libération" el nuevo miembro francés del directorio del BCE, Benoît Coeuré, que aun reconociendo que no se ha salido "todavía" de la crisis de las deudas soberanas, "hay señales favorables desde el mes de enero".

"Los Estados han hecho progresos considerables para aportar respuestas a esta crisis. Un día llegará el reconocimiento de que son suficientes y eso permitirá el deshielo de los mercados financiero. Pero todavía no podemos relajar la vigilancia", explicó Coeuré. En cualquier caso, insistió en que la existencia del euro no ha estado amenazada, y a ese respecto estimó que "una parte de los mercados no ha entendido la naturaleza política del proyecto y ha subestimado que Europa no tiene otra opción más que organizarse en torno al euro para existir en la globalización".

El miembro del directorio del BCE, que lleva en su puesto desde el pasado 1 de enero, reiteró que los tratados impiden al BCE comprar masivamente títulos de deuda de los países de la moneda única y que "corresponde a los Estados garantizar su propia financiación". Pero añadió que para desalentar la especulación sobre la deuda, el otro instrumento es dar liquidez a los bancos sin límites, y la operación de 489.000 millones de euros que se hizo en diciembre, y que se va a repetir el próximo día 28, está dando resultados.

Puntualizó que las entidades financieras no deben aprovechar esas operaciones para conseguir "beneficios excesivos", sino que deben dedicar ese dinero "prioritariamente" al refuerzo de su base de capital. Y que corresponde a los reguladores en cada país que ocurra lo primero. Preguntado sobre por qué no se ha resuelto la crisis griega que se lleva arrastrando más de dos años, Coeuré admitió que "se subestimaron al principio la amplitud de los problemas" y las "reformas necesarias".