"No somos ni muy optimistas ni muy pesimistas" con la renta variable, dicen los analistas de Edmond de Rothschild. "Solo hay que adoptar posiciones tácticas en las bolsas y si se está dispuesto a asumir riesgos, mejor hacerlo en emergentes y en EEUU que en Europa", aseguran. Para estos analistas, los mercados emergentes son el actual motor económico del mundo. Si el año pasado la combinación del bajo crecimiento y elevada inflación frenó las subidas bursátiles, ahora, ya corregida la inflación, y los márgenes de actuación en política monetaria y fiscal, el área recobra atractivo para invertir.

Frente a esa realidad, los mercados europeos parecen perder su oportunidad. Pese a la relativa buena evolución registrada en las primeras semanas del año, los inversores comienzan a perder la confianza ante el enquistamiento de la crisis de la deuda. La falta de sintonía entre Grecia y sus acreedores sobre el tipo de interés que se aplicará al cupón de las nuevas emisiones tiene en vilo a los inversores, que observan cómo se debilita el crecimiento de la zona euro, mientras algunos de los estados miembros --entre ellos, España-- se ven abocados a la recesión, según las últimas previsiones.

Ante la evidencia, no sirvió para el parquet español que el Tesoro colocara con holgura una emisión de letras a tres y seis meses. No permitió, al menos, que el Ibex 35 acabara la sesión en positivo (cedió el 0,33%, hasta los 8.591 puntos), pero sí dio un pequeño alivio a la prima de riesgo. El diferencial entre el bono español y el alemán bajó hasta los 349 puntos básicos.