Bernard Madoff la sigue encabezando, pero la lista de timadores de guante blanco que han quedado al descubierto no deja de crecer. Ayer se sumó a ella en EEUU Robert Allen Stanford, jefe de Stanford Financial Group que, tras más de una semana de intensas investigaciones, fue acusado por la Securities and Exchange Commission (SEC) de dirigir "un fraude de enormes proporciones y activos", que podría superar los 6.350 millones de euros, a través de Stanford International Bank, una entidad que fundó en la isla de Antigua, y otras dos organizaciones.

Se acusa al financiero, a dos de sus socios y a varios afiliados de vender unos 8.000 millones de dólares en certificados de depósito a inversores, depósitos que la SEC no ha podido localizar. En la venta, según las autoridades, se realizaron promesas "improbables y sin base real" sobre la seguridad de los depósitos y su capacidad para generar beneficios de más del 10%. También se acusa a Stanford de desinformar a sus inversores sobre cómo les había afectado el colapso del caso Madoff.

"Hablamos de un fraude de escandalosa magnitud que ha extendido sus tentáculos por todo el mundo", declaró en un comunicado Rose Romero, directora de una oficina regional de la SEC en Tejas.