ENTREVISTA

Valentín Priego: “Es un libro grande porque lo han hecho grande los que lo llenan”

El autor del libro "Ciclismo en Córdoba 1874-1972: La persecución de los sueños" nos cuenta la evolución de este deporte en la provincia durante un siglo

Valentín Priego, en la presentación de su libro de la historia del ciclismo en Córdoba.

Valentín Priego, en la presentación de su libro de la historia del ciclismo en Córdoba. / MANUEL MURILLO

Valentín Priego acaba de presentar el libro "Ciclismo en Córdoba1874-1972: La persecución de los sueños", una trabajada obra con la que resume la trayectoria del deporte de la bicicleta en la provincia a lo largo de un siglo. Priego lleva toda su vida ligado al deporte. Primero ejerció como jugador de baloncesto. Posteriormente fue uno de los pioneros del triatlón en España, hasta el punto de ser uno de los fundadores de la Federación Española y director de las primeras ediciones del Califas de Hierro. Ligado siempre al PSOE, ejerció durante cuatro años como delegado provincial de Deportes de la Junta en Córdoba.

-¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre la historia del ciclismo en Córdoba?

-Hace tiempo que por entrenar en triatlón empecé a salir en bicicleta. Durante estos entrenamientos coincidía con Valderrábanos, uno de los ciclistas señeros de la época de la postguerra. Él era un ciclista impecable pese a su edad ya avanzada entonces. Me maravillaba las historias que contaba sobre batallas épicas sobre el sillín en muchas carreras que había corrido en Córdoba y fuera de aquí. Ya en tiempos más presentes, seguí viendo como poco a poco iban faltando miembros de los grupos que salían desde la Glorieta del Pryca. Le pregunté a los compañeros que si había algún sitio donde consultar, un libro donde ver las carreras y aquellas aventuras que contaban esos ciclistas con sus 70 años ya superados. Alguno me enseñó algún recorte de periódico, pero poco más. Nadie había puesto la mirada en este deporte de una forma precisa y metódica para rescatar esa memoria. Empecé entonces una pequeña aventura para coleccionar crónicas de un ciclista local para hacerle un regalo de cumpleaños. Fue entonces cuando me di cuenta de la magnitud de la información sin clasificar a la que me iba a enfrentar. Lo dificultoso que resultaría encontrar datos del ciclismo en ese maremagnum sin digitalizar. Pero todo empieza con un paso y así arranqué en diciembre de 2020, pasando muchas horas delante de la máquina de microfilms de la Biblioteca, pasando hoja a hoja los periódicos locales. Hasta 1936 utilicé varias fuentes: La Voz, Córdoba Deportiva y Diario de Córdoba. Incluso otros periódicos y gacetas nacionales que podían tener alguna captura de datos locales como la publicación El deporte velocipédico. Tras 1939 se me simplificó la investigación, era el Diario CÓRDOBA y se acabó, pero también microfilmado, sin digitalizar y a base de leer cada página en formato sábana. Así recopilé una interesante colección de noticias, a las que me propuse darle una forma algo más estructurada que solo la vida de un ciclista. Así arrancó todo, hasta parar en 1972, porque el volumen de datos ya vi que iba a superar mi idea de libro, que era “La canasta a la sombra de la Mezquita”, y me pasé al gran formato.

Valentín Priego, con el libro que ha escrito, en la sede de la Diputación.

Valentín Priego, con el libro que ha escrito, en la sede de la Diputación. / MANUEL MURILLO

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-¿Cómo era el ciclismo en sus inicios?

-El ciclismo comienza siendo un deporte aristocrático. Las bicicletas son un lujo muy caro que solo pueden costearse algunos afortunados con dinero y ganas de riesgo, porque los velocípedos iniciales eran de rueda grande y pequeña ‘penny-farthing’. Con ellas se enseñaba a subir y a caer de cabeza, porque era lo más natural. Con la implantación del velocípedo de seguridad, diseñado por Rover y prácticamente igual a las bicicletas de hoy día, el esquema se expande aún más pero dentro aún de la clase pudiente. En esos momentos, en las carreras de Córdoba se distinguía a los corredores por su vestimenta, que imitaban a las de los yoqueis de las carreras de caballos, ya que iban vestidos con tonos como grana y azul, celeste y crema con banda azul, morado y oro y con monturas a las que bautizaban con nombres como Chiripa, Terrible, Cataclismo o ¡Pum!. Nuestros antepasados cordobeses corrían en los velódromos habilitados en el Campo de la Merced y pasada la línea de ferrocarril sobre las Margaritas.

-¿Cuáles opina que son las figuras fundamentales del ciclismo provincial?

-Córdoba tiene muy buenos exponentes en el ciclismo dentro de la época considerada ya como moderna. Por resultados y palmarés, innegablemente, los hermanos Gómez del Moral, Antonio y José, por ese orden, pues tienen las trayectorias más abigarrados y con victorias de altísima calidad como el Tour del Porvenir. Tras ellos, el salto es amplio. Vicente Luque estaría en otro nivel, pero con más dificultades, porque su paso al profesionalismo fue más efímero que el de Antonio Gómez, del que fue coetáneo. Antonio Álvarez y Antonio Ariza también le darían dimensión a esa época del ciclismo, donde la profesionalidad era para muy pocos y difícilmente se sobrevivía con lo que se ganaba. Pero curiosamente, aunque no se obtuvieran carreras de renombre, las carreras de las ferias de los pueblos podían dar de comer a una familia si el ciclista era bueno y ganaba un par de ellas al mes. Aunque inevitablemente, el ciclista debía tener los días laborables una profesión que usualmente también se ligaba al mundo ciclista, como un taller, reparaciones, etc... Además, la vida del ciclista era corta, pues o triunfabas antes de irte a la mili, o si no lo habías hecho, la presión familiar y social te obligaba a casarte y asegurarte las habichuelas, antes que perseguir tu sueño de llegar a ser ganador del Tour.

-¿Qué legado han dejado los pioneros del deporte de la bicicleta?

-El legado se nos está perdiendo. Las sagas familiares apenas si han tenido continuidad. Una de las excepciones está en los Cabello de Córdoba, porque Cabello es un apellido ciclista por antonomasia. Tenemos Cabellos ciclistas en Cabra y La Rambla, y no son familia que nos conste. La saga de Córdoba ha tenido continuidad desde 1936 con tres generaciones. Las demás sagas, o salen y se extinguen en una generación o como mucho en dos, como el caso de los Ruiz de Villafranca. Y además no tenemos equipos que permitan asentar estructuras de formación y fogueo en competiciones internacionales que es donde se dilucida el ciclismo hoy. Por otra parte, la seguridad del ciclista en carretera está cada vez más en entredicho y eso cercena las posibilidades de que la gente más joven salga a entrenar, si no atajamos eso, no habrá futuro.

Presentación del libro de la historia del ciclismo en Córdoba.

Presentación del libro de la historia del ciclismo en Córdoba. / MANUEL MURILLO

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-¿Qué tiene de mejor o peor el ciclismo de ahora con respecto al de hace medio siglo?

-Hoy, el ciclismo profesional es lo mismo que cualquier otro deporte profesional. El despliegue de medios económicos, técnicos, médicos y de todo tipo equipara una estructura ciclista a la de cualquier deporte, llámese fútbol, motociclismo o baloncesto. Hay autocares y camiones de seguimiento del equipo, vehículos de apoyo, ingenieros telemétricos y hasta analistas de 'big data', que generan algoritmos de compensación para saber en qué momento se ataca y donde se guardan fuerzas. Hay todo un compendio de mejoras que, incluyendo los sistemas de comunicación con el corredor, han dejado a éste inerme ante la estructura. Ya no se ataca por sensaciones ni se tiene inteligencia en carrera, la inteligencia la deciden en un camión a 100 kilómetros de donde se está diputando la etapa por un equipo que en base a los datos recibidos decide la estrategia. El director le comunica la estrategia al ciclista, por lo que en eso creo que hemos perdido en frescura y espontaneidad. Es cierto que ya no hay pájaras en el ciclismo pero tampoco ataques suicidas, que le daban un marchamo de espectacularidad que hoy día se ha perdido.

-¿Por qué recomendaría la lectura del libro?

-Tornemos la oración por pasiva. No lo recomiendo a quienes solo les gusta montar en bicicleta y marcarse un sector en Strava para presumir de vatios en los pedales con los del grupo. Sí se lo recomendaría a quienes amen el deporte como forma de entender la vida, a los que busquen el lado humano de los que, antes que nosotros, se montaron en artefactos que pesaban 15 kilos en carreteras desgarradas y polvorientas y se atrevían a enfrentarse a 150 kilómetros.

-¿De qué manera se estructura?

-Esto parecería una oferta cualquiera, pues ¡son cinco libros en uno!, pero es la realidad, es un libro grande porque lo han hecho grande los que lo llenan. Te permite leerte la historia de una vuelta con las crónicas de cada etapa y sus clasificaciones. Si te pica la curiosidad puedes saber qué es lo que ha sido de sus ganadores, incluso de algunos de sus participantes como el actual seleccionador de ciclismo, Momparler, cuyo padre corrió la primera vuelta moderna de 1973 y el hijo la última celebrada en 2005. Puedes leerte las vidas de los protagonistas, Álvarez, Morcillo, Cabello o Silvia. Puedes entretenerte en leer las reseñas de los ciclistas que compusieron el pelotón y todavía pedalean. También, la lista de más de 1.000 nombres rescatados de las clasificaciones ¡quizás descubras que un pariente que no recordabas montó en bicicleta! Y estoy seguro de que se te va a hacer ameno, o al menos es lo que he intentado, con una redacción poco estricta y más emocional, con algunos relatos de carreras que merece la pena leerlos en voz alta y con la voz un poco engolada. Así te transportas a las retransmisiones de radio de los años previos a la televisión, con la emoción transmitida por el relato del periodista.

Público asistente a la presentación del libro sobre la historia de un siglo de ciclismo en Córdoba.

Público asistente a la presentación del libro sobre la historia de un siglo de ciclismo en Córdoba. / MANUEL MURILLO

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-¿Cuál es la manera de adquirirlo?

-El libro es prácticamente de colección. Quedan pocos ejemplares que de momento se pueden pedir en el correo info@priego.eu, donde le enviarán las condiciones para hacerse con un ejemplar.

-¿Ha pensado editar una segunda edición para atender a las peticiones que tiene?

-Pensarlo sí, pero esta edición ha tenido un alto riesgo por mi parte. He tirado adelante, aún a costa de saber que me podía quedar solo. Afortunadamente, la iniciativa privada ha estado a la altura, pero la respuesta institucional, con la honrosa excepción de Diputación de Córdoba, ha sido nula e incluso peor. Hay quien ni siquiera ha contestado en más de seis meses de solicitar simplemente una entrevista para dar a conocer la obra. Así es que, aunque sí que me gustaría, porque en estos últimos cincuenta años han llegado la eclosión de otras modalidades como el BTT y la aparición de un ramillete de buenos profesionales, que se merecen también este reconocimiento, antes habría que hablar para saber si habría padrinos para la boda. El interés me lo han transmitido y yo encantado de volver a la tarea. Esperaremos un tiempo prudencial y haremos los contactos antes de montarnos en una bicicleta de la que no nos caigamos con un cabezazo.