Las redes sociales entraron en ebullición desde que su fichaje tomó cuerpo en el Ibiza. Una batalla entre adoradores y haters, básicamente. Unos lamentaban la elección de Amadeo Salvo y auguraban un funesto porvenir al club isleño, mientras que otros expresaban su ferviente deseo de asistir a la resurrección profesional de uno de los entrenadores más peculiares de los últimos tiempos. El alquimista del talento y la testosterona. Tras unas últimas experiencias grises y sin equipo desde que salió del Rayo en 2020, Paco Jémez mataba el tiempo comentando partidos en televisión a la espera de que le llegara la oportunidad de regresar a ese potro de tortura en el que a él le gusta bailar. "Quiero que la gente tenga ganas de venir al campo y se lo pase bien con lo que ve", expresó en su presentación oficial ante los medios de comunicación, pocas horas antes de ponerse el chándal y dirigir su primera sesión en Can Misses. Se abre la era de PJ en Ibiza, donde quieren hacer algo grande pero no saben bien qué ni cómo. 

Quizá sea el mejor escenario posible para Paco Jémez Martín (Las Palmas, 1970), que a lo largo de su carrera tuvo algunas de sus mejores actuaciones en equipos en busca de personalidad. Así le ocurrió en el Córdoba CF, al que seguramente regresará algún día "aunque sea para pintar las rayas del campo", como expresó en una ocasión. El Ibiza se encuentra en decimosexta posición en Segunda División, con 25 puntos, cinco por encima de los puestos de descenso y a seis del playoff de ascenso. A Juan Carlos Carcedo, el técnico del histórico ascenso, no le valió su hoja de servicios anterior para mantenerse en el cargo. Amadeo Salvo le puso en la calle tras la derrota ante el Sporting (0-2) y le dio el timón a Paco, "el perfil ideal", según dijo el presidente a propósito de un cordobés que nació en Las Palmas porque su padre, el cantaor Lucas de Écija, tenía firmadas actuaciones allí. Jémez se ha llevado a esta aventura, como hizo en las anteriores, a dos compañeros especiales: Juan Luna Eslava -ex jugador entrenador y director deportivo del Córdoba CF- y Jorge Ramírez, al que conoce desde que ambos estaban en los infantiles blanquiverdes y Paco era un central fornido, melenudo y de bigotillo intimidador que se había criado en el barrio del Zumbacón y despuntado en el modesto Unión de Levante.

Con horas de vuelo en Segunda

Jémez sabe de qué va el paño en Segunda. Ha dirigido 151 partidos en una división en la que consiguió notoriedad y dejó sello en varias plazas. Después de pasar por el Alcalá en Tercera y ascender al Cartagena en Segunda B llegó al Córdoba en 2007. Campanero lo despidió porque todo el mundo entró en pánico ya que se perdieron 15 puntos en los últimos minutos de los partidos. Pensaban que iban a descender, aunque no habían tocado los puestos fatídicos en todo el año. Luego lo volvieron a llamar en 2012, nada más aterrizar Carlos González, con un club metido en un concurso de acreedores y con un ERE en marcha. El Córdoba hizo la mejor clasificación en 40 años, peleó por subir a Primera en un play off ante el Valladolid y revalorizó a un puñado de jugadores que luego labraron sólidas trayectorias profesionales.

A Paco lo llamó el Rayo, de Primera, y se marchó para hacer historia en Vallecas. Luego se le torcieron las cosas con los descensos de Rayo, Granada y Las Palmas, además de su experiencia mexicana con el Cruz Azul. Lo llamaban para revivir equpos muertos, como hacen con Sandoval, pero está claro que eso no es lo suyo. Le va más lo de construir grupos salvajes que remendar los costurones de otros. El Ibiza anda lejos de parecer un cadáver futbolístico. Anda desnortado, eso sí, pero Paco Jémez es único a la hora de atornillar ideas en la mente de sus futbolistas, a los que hace sentir que son mejores. Si le sale, es formidable; si no, empieza la fiesta. Nadie podrá acusarle nunca de caer sin pelear.

Jémez tiró de manual en su primer día en Ibiza. Dijo que se "abre una nueva etapa" en la que los jugadores "empiezan desde cero" y todos tienen que "demostrar" que quieren formar parte del once titular. Pretende un equipo que "presione en campo contrario", que sea "muy agresivo" y que pueda robar en la zona rival para "poder generar ocasiones de gol". Si hay que defender cerca de la portería, quiere que sea porque el rival "se lo ha ganado" y no porque el equipo ibicenco da "pasos a atrás".

También ha tenido palabras para la afición, y ha asegurado que va a ver "un equipo muy competitivo", al que no se le pueda "reprochar nada" sobre su actitud: "Intentaremos por todos los medios que se vayan del estadio orgullosos", añadió. Por la tarde, entrenó a un grupo en el que figura como pieza referencial el montoreño Javi Lara, ex capitán del Córdoba CF y un icono en Can Misses.

El debut de PJ en el banquillo celeste será el domingo día 2 de enero en Fuenlabrada. Será un encuentro crucial para el Ibiza, que no gana desde el 7 de noviembre, cuando derrotó a la Real Sociedad B en la decimoquinta jornada. "No podemos cambiar todo de la noche a la mañana", dijo Jémez. Pero no hay dudas sobre que esa es precisamente su intención. Lo hará una vez que espante a su primer enemigo, el covid: el club desveló que el plantel está cargado de positivos.