El jugador negro del Athletic de Bilbao Iñaki Williams ha declarado este miércoles ante un juez de Cornellà que se sintió "humillado" e "indignado" por lo gritos racistas lanzados por dos seguidores del Espanyol durante un encuentro el 25 de enero del 2020 en el campo del club blanquiazul. El delantero, que ha sido interrogado a través de videoconferencia, ha recalcado que no entendía como en la actualidad pueden producirse acontecimientos de estas características en el mundo deporte. El togado había citado también a los dos imputados. Uno de ellos no ha comparecido y el otro se ha acogido a su derecho a no declarar. La Liga Profesional de Fútbol se ha personado como acusación.

El futbolista ha recordado durante su declaración lo ocurrido ese día en el campo. Alrededor del minuto 14.26 de la segunda parte y tras la decisión de su entrenador de ser relevado, Williams fue despedido con gritos de "uh, uh, uh, uh", una onomatopeya que reproduce los sonidos emitidos por los monos. Y no solo eso, sino que uno de los encausados, según las imágenes aportadas en la causa, hizo gestos imitando a un simio. El jugador ha explicado que es posible que el árbitro del partido no escuchara nada porque los insultos salieron de una parte muy concreta del campo.

Un delito contra la dignidad de las personas

En noviembre del año pasado, el fiscal contra el odio y la discriminación Miguel Ángel Aguilar presentó la querella contra los dos aficionados, la primera por insultos racistas en la grada de un partido de fútbol profesional. La acusación pública atribuye a los dos seguidores del Espanyol un delito contra los derechos fundamentales y las libertades públicas, en su modalidad de lesión de la dignidad de las personas por discriminación relativa al origen nacional , y fue admitida a trámite por el Juzgado de Instrucción número 2 de Cornellà, población donde está ubicado el campo RCDE Stadium y, por lo tanto, donde se cometieron los hechos.

La investigación se inició a raíz de la denuncia presentada por la Liga de Fútbol Profesional ante la Fiscalía de Barcelona, en la que relataba los insultos racistas proferidos cuando el jugador era sustituido del terreno de juego y recibió de un sector de la grada del Espanyol "gritos de menosprecio hacia su persona, con la indudable intención de humillarle y menoscabo de su su dignidad por motivos racistas", sostiene el ministerio público. El fiscal encargó una investigación a los Mossos d'Esquadra, que lograron identificar a los autores de los insultos tras examinar las imágenes de las cámaras de seguridad y gracias a la información facilitada por el club blanquiazul sobre los titulares de las localidades de donde procedían los gritos, en el sector 108 de la grada.